A través de la biología sintética, científicos reprogramaron genéticamente células vivas -en ratones de laboratorio- para atacar tumores cancerosos, logrando la regresión rápida de estos y previniendo la metástasis, lo cual les permitió la supervivencia a largo plazo.
Este podría ser el inicio de un nuevo tratamiento con alto grado de precisión contra la enfermedad y sin los efectos secundarios de los medicamentos que se usan hoy en día.
Según Michael Dougan, inmunólogo del Hospital General de Massachusetts, en Boston, los investigadores involucrados en el estudio ya trabajan en un tratamiento comercial a pesar de que el éxito en los ratones no garantiza que la estrategia funcione en los humanos.
El estudio establece que la biología sintética impulsa una nueva era de la medicina a través de la programación genética de las células vivas. Con este enfoque transformador se crean sistemas de ingeniería que detectan y responden de manera inteligente a diversos entornos, agregando en última instancia especificidad y eficacia que superan las capacidades de las terapias de base molecular.
Dougan declaró que en algún momento en el futuro “usaremos bacterias programables como tratamiento”; el científico creó junto con su equipo una versión diminuta de la molécula bautizada como nanocuerpo mucho más potente que los anticuerpos.
Explicó que los tumores muchas veces no son detectados por el sistema inmunitario a causa de un gen llamado CD47, que en determinado momento puede desarrollarse en las células cancerosas y hacerlas pasar como inocuas.
Por eso en los últimos años se ha buscado la forma de crear anticuerpos que se adhieran a las proteínas CD47 en las células cancerosas y hacerlas visibles al sistema inmune para que las ataque de manera natural; el gen de los nanocuerpos fue introducido en las bacterias colinizantes de las células en los tumores para convertirlas en fábricas de nanocuerpos que acusaran la presencia de mutaciones y además se autodestruyeran.
Este mecanismo pudo eliminar los tumores en los que se inyectaron las bacterias; además, reduce los efectos secundarios de los tratamientos contra el cáncer, ya que el ataque es directo contra los tumores tratados y reduce otros existentes.
De esta manera se demostró que las bacterias modificadas por ingeniería genética pueden usarse para la administración segura y local de inmunoterapia que conduce a inmunidad antitumoral que dará pie a otras investigaciones que podrían derivar en tratamientos menos agresivos y más eficaces contra el cáncer.