Las velas aromáticas son un adorno que viste bien al hogar, una sala de spa o hasta la oficina; al encenderlas, un aroma agradable llena el ambiente. Pero no todo es positivo, ya que pueden ser un detonante de problemas cardiovasculares y enfermedades mentales, además de que pueden llegar a ser tan tóxicas como inhalar diésel.
Un estudio realizado por la empresa National Air Quality Testing Services (NAQTS) determinó que estas velas desprenden pequeñas partículas que pueden llegar al torrente sanguíneo e, inclusive, viajan tan rápido por el cuerpo que se les relaciona con el Alzheimer, pues han sido encontradas en la placenta de bebés recién nacidos.
Se han encontrado en el cerebro y en la placenta de las mujeres embarazadas, y se han asociado con bajo peso al nacer y defectos de nacimiento del bebé
NAQTS
El mismo trabajo, realizado por Douglas Booker, mostró que las velas están hechas de parafina, petróleo, acetona, benceno y tolueno, todos son productos cancerígenos. Al encenderlas es como arrancar un motor diésel dentro de una habitación.
Para evitar daños a la salud, se recomienda utilizar velas sin olor o las hechas de cera de abeja, que son ecológicas y limpias para el cuerpo.