La mayoría de las mujeres no logramos contener las lágrimas al ver una película… y de inmediato comenzamos a llorar, ya sea por la muerte de uno de los personajes, la ruptura de un amor o, simplemente, una escena que nos parezca conmovedora.
Tal vez para algunas personas sea algo ridículo y terminen etiquetando como mujeres débiles o demasiado emocionales, según su criterio. La verdad es que somos todo lo contrario. Las mujeres que lloramos viendo películas somos emocionalmente más fuertes.
Para comprobarlo, Paul J. Zak, un neuroeconomista de Claremont Graduate School y experto reconocido en oxitocina, realizó una investigación. Durante el experimento se pidió a los participantes ver un video del Hospital Infantil St. Jude. La mitad de las personas vieron el video A, en el que aparecía un padre hablando del cáncer terminal de su hijo pequeño; la otra mitad miró el video B, en el que padre e hijo visitaban el zoológico y no se mencionaba la enfermedad. Como era de esperarse, el grupo que observó el video A tubo una respuesta emocional más alta, debido a la estimulación emotivo-sensorial que recibieron.
Además, se ha demostrado que llorar muestra la capacidad para sentir empatía y las personas que la tienen pueden conectase con los demás fácilmente, logran la resiliencia y, por si fuera poco, su universo emocional se expande al encontrar cierto equilibro.
Otro estudio, realizado en la Universidad de Tilburg, asegura que ver un filme triste mejora el estado de ánimo. Se le pidió a 60 participantes observar una película de corte dramático. Al término se les pregunto cómo se sentían mientras vieron el filme, y descubrieron que las personas solían sentirse mejor después de haber llorado. Al principio se sentían tristes, después recobraban el equilibrio y luego mejoraba considerablemente su estado de ánimo, con un efecto positivo que se mantuvo durante 90 minutos.