Mucho se ha dicho de los beneficios no solo físicos sino también psicológicos y anímicos que derivan de sostener relaciones sexuales sanas y frecuentes. Pero hoy, a raíz de un estudio realizado por el grupo de Salud Sexual de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), se concluyó que no tener sexo… ¡engorda!
Básicamente lo que sucede en el organismo cuando se sostienen relaciones sexuales es la liberación de hormonas como la oxitocina y endorfinas, que reducen el dolor, dan una sensación de bienestar y combaten el estrés.
Por el contrario, la falta de actividad sexual disminuye la autoestima, lo que lleva a la persona a comer más y de menor calidad -no importa el autocuidado-, hacer menos ejercicio y, por tanto, a subir de peso.
Se trata de un círculo vicioso ya que, según una evaluación realizada por diversos investigadores del Centro Médico de la Duke University, existe una asociación directa entre la obesidad y la disfunción eréctil; lo mismo sucede con el mal funcionamiento sexual femenino cuando se presentan altos niveles de masa corporal.