Si alguna vez te has preguntado por qué los mosquitos parecen preferir a ciertas personas para hacerlas víctimas de sus picaduras o si desafortunadamente eres una de ellas, aquí tienes la explicación: estos pequeños insectos se guían por los olores de los compuestos químicos de la piel, diferentes en cada ser humano y no tiene nada que ver con la sangre.
Joop van Loon, entomólogo de la Universidad de Wageningen, Países Bajos, realizó junto con otros especialistas una investigación sobre la atracción diferencial del mosquito de la malaria, misma que responde a las mezclas volátiles producidas por bacterias de la piel humana.
Durante el estudio se observó la importancia del papel que desempeñan las bacterias en la producción de olores humanos. Como un ejemplo, los investigadores dieron a conocer que el sudor recién secretado no tiene aroma alguno, es hasta que lo incuban las bacterias de la piel cuando adquiere un olor determinado.
Principalmente es el dióxido de carbono que emite cada cuerpo y su mezcla con las colonias de bacterias en la piel, el diferenciador por el cual los mosquitos se guían a la hora de elegir a sus víctimas. Se trata de un sutil halo químico que rodea a cada ser humano y que los insectos pueden detectar incluso a 50 metros de distancia.
Según Van Loon, las bacterias convierten las secreciones de las glándulas sudoríparas en compuestos volátiles que llegan a través del aire al sistema olfativo de los mosquitos; además, se observó que a mayor diversidad de microbios en la piel, se atraería menos la picadura del insecto.
Los expertos identificaron más de 150 compuestos volátiles con las mezclas bacterianas trabajadas, estableciendo que son cuatro de las cinco especies de microorganismos cultivados los más atractivos para el mosquito, a través de cuyos compuestos se espera crear nuevos medios para el control de enfermedades transmitidas por estos molestos visitantes que aparecen principalmente en el verano.