Tener un temor demasiado fuerte hacia algo o alguien, y que puede llegar a ser hasta enfermizo y que ni siquiera representa un peligro de consideración, es lo que se define como una fobia.
Este trastorno de la ansiedad, que puede comenzar en la niñez o la adolescencia y que va haciéndose adulto junto con la persona que lo padece, provoca pánico excesivo, falta de aire, temblores, un deseo fuerte de huir y hasta taquicardia (cuando el corazón se acelera).
A decir de la Asociación Americana de Psiquiatría, existen tres grupos de fobias:
- Específicas: el temor hacia un desencadenante puntual.
- Social: cuando el miedo es hacia la humillación pública.
- Agorafobia: cuando una persona siente pánico o se ve vulnerable en espacios abiertos o cerrados.
De estos se desglosan las fobias más frecuentes, que son:
- Claustrofobia: afecta a un 8 por ciento de la población. Tiene como característica principal un temor obsesivo hacia los lugares limitados, como ejemplo principal los elevadores.
- Acrofobia: existe un miedo a las alturas. No pueden asomarse a un balcón porque les da vértigo, como si fueran a caer. Los expertos afirman que esta fobia puede ser el resultado de alteraciones en el sentido del equilibrio.
- Aerofobia: se define como el miedo a subirse a un avión; estadísticas señalan que una de cada tres personas la padecen. Se recomienda viajar con personas que sean de total confianza.
- Aracnofobia: es una de las más conocidas: el temor a las arañas de una forma exagerada. La presencia de este insecto puede desencadenar pánico, sudoración, parálisis y taquicardia en quienes la padecen.
- Glosofobia: el miedo a hablar en público. La persona que la presenta tiene pensamientos autodestructivos hacia sí misma frente a los demás.
Aunque parezca increíble de creer, existen otros tipos de fobia que seguramente pueden parecernos curiosos o bastante extraños, pero no tanto para quienes las tienen.
Ejemplos son la caliginefobia o miedo a las mujeres hermosas; crematofobia o miedo al dinero; dendrofobia o miedo a los árboles; hipopotomonstrosesquipedaliofobia (o simplemente sesquipedaliofobia), miedo a las palabras largas o complicadas; pogonofobia o miedo a las barbas; turofobia o miedo al queso; xantofobia o miedo al color amarillo…
Aunque las causas de las fobias aún no se comprenden al 100 por ciento, lo que sí es que expertos señalan que pueden ser hereditarias.
Para controlar este padecimiento, se recomienda acudir a un psicólogo o a un psiquiatra para que encuentren desde qué punto se desencadena el problema y hallarle una solución, aunque muchas personas prefieren simplemente evitar eso a lo que tanto temen.