Más de 260 millones de personas en el mundo sufren trastornos de ansiedad, según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud.
Existen diferentes tipos de este padecimiento, uno de ellos llega por las noches e impide conciliar el sueño.
La ansiedad nocturna es consecuencia de los altos niveles de estrés que se generan durante el día por el trabajo, la escuela, problemas familiares, incidentes en el tema sentimental y emocional o sin razón aparente. Se caracteriza por una alta preocupación y nerviosismo en la persona al momento de descansar, impidiendo que tenga un sueño profundo o continuo.
Quienes tienen este padecimiento no pueden concentrarse durante sus actividades en el día, viven preocupados por el futuro y son más vulnerables al estrés. Al caer la noche, la ansiedad toma el control y puede acompañarse de taquicardia, sensaciones de angustia, de ahogo o despertares sobresaltados.
La ansiedad nocturna tiene una relación con el insomnio, lo cual explica Mariano Chóliz, de la Universidad de Valencia, con la Hipótesis de Monroe:
Un elevado grado de activación en el cuerpo (arousal) perjudica el sueño. Uno de los trastornos que provoca esto es la ansiedad, de ahí su relación con las dificultades para conciliar el sueño.
Hay que recordar que la mayoría de los problemas no se pueden resolver durante la noche; darles vueltas incrementa la preocupación y provoca que no se pueda tener un descanso placentero.
Ante cualquier síntoma de ansiedad se considera necesario atenderlo de manera rápida para evitar que crezca y desencadene consecuencias negativas en el futuro.