Es increíble que en un momento puedes imaginar gran parte de tu vida unida a una sola persona y en otro momento ya no es así… Muchas veces es inevitable que desaparezca el amor y cuando eso sucede, surgen dos posibilidades: continuar mientras se busca una nueva forma de amar o desistir y decir adiós a quien alguna vez se quiso.
Científicamente hablando, se sabe que enamorarse es el resultado de reacciones químicas dentro de nuestro cerebro y según Gregorina Montemayor, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Leonardo Palacios, neurólogo de la Universidad del Rosario, el amor tiene una duración promedio de uno a cuatro años, ya que la dopamina, la hormona relacionada con el placer, eventualmente deja de producirse cuando estamos con esa persona o pensando en ella y nos situamos en una realidad más objetiva.
De acuerdo con lo anterior, al dejar de producirse la dopamina, nuestro cerebro inicia otro proceso químico: comienza a “desenamorarse” y se desarrolla una nueva definición de amor en un sentido más racional que te hará eligir entre establecer un lazo más lógico o salir de la relación.
Este proceso de “desenamoramiento” se lleva a cabo en el cerebro debido a dos hormonas: la oxitocina, que se enfoca al bienestar a largo plazo y la vasopresina, que actúa como analgésico natural. Ambas sirven ayudan en el desarrollo de una relación que ya no tiene como base las fantasías ni un exceso de apego.
Así que, a partir de ahora, considera que “desenamorarse” es una experiencia normal y no siempre terminará en tragedia. Es una oportunidad de redescubrir a la otra persona pero con una perspectiva más transparente. No gastes tu tiempo en pensar por qué siguen juntos o por qué se separaron, recuerda que la ciencia tiene la mayoría de las respuestas.