No es un misterio que las mujeres y los hombres pensamos y actuamos de maneras distintas y guiados por diferentes motivaciones: mientras que ellos son un poco más egoístas, nosotras tendemos a ser más generosas. ¡La ciencia lo avala!
Un grupo de neurocientíficos realizó una serie de experimentos en hombres y mujeres para comprobar qué clase de incentivo los llevaban a tomar decisiones en una situación en pro de la sociedad.
¿Compartirías tu dinero?
Según investigadores de la Universidad de Zurich, es bien sabido que cada género actúa distinto, pero no se sabe a ciencia cierta por qué o cómo afecta esto al cerebro.
Por eso se analizó la conducta de un grupo de 56 hombres y mujeres a los que se les presentó una situación hipotética en la que podían reclamar mucho dinero solo para ellos o compartirlo con otra persona de su elección.
Nosotras somos más dadivosas
Los resultados demostraron que un 51 por ciento de las mujeres decidió compartir el efectivo en comparación con un 40 por ciento de los hombres que, en su mayoría, prefirieron quedarse todo el dinero para ellos mismos.
También se midió el nivel de dopamina (neurotransmisor causante de las sensaciones placenteras) para confirmar que las mujeres se sienten mejor al realizar acciones que beneficien a los demás, mientras que a los hombres les causa mayor satisfacción satisfacer sus propias necesidades.
Pero no hay pretexto, hombres
Antes de que todos los hombres celebren pensando que al fin tienen una excusa biológica para ser unos completos egoístas, les tenemos una noticia: todo podría deberse a los factores culturales más que a los biológicos:
La recompensa y los sistemas de aprendizaje en nuestros cerebros trabajan en conjunto. Los estudios muestran que las mujeres son más recompensadas con elogios por su conducta prosocial, lo que implica que sus sistemas aprenden a esperar una recompensa por ayudar en lugar de recibirla por ser egoístas.
Alexander Soutschek, investigador de la Universidad de Zurich.
En conclusión, estas discrepancias de género observadas en los estudios se atribuyen a las diferentes expectativas culturales que se tienen sobre hombres y mujeres.