Esther Perel es una notable psicoterapeuta nacida en Bélgica que ha dedicado su vida a estudiar la tensión que existe entre la necesidad de seguridad en el amor, la pertenencia y la aproximación de las personas, además de la necesidad de libertad en el deseo erótico, las aventuras extramaritales y las distancias que existen en las relaciones humanas.
En sus distintas publicaciones, Esther promueve el concepto de un erotismo inteligente, tema que se ha convertido en un best seller. Actualmente es consejera y sexóloga, y su teoría sobre aceptar la infidelidad como algo positivo para la relación ha despertado interés entre sus seguidores.
Otra perspectiva
Este asunto es tabú universal, condenado a pesar de que cada día se practica más. Esa paradoja, según Esther, amerita un cambio de perspectiva sobre las relaciones extramatrimoniales.
Mientras la aceptación de distintos conceptos de intimidad ha aumentado, como matrimonios que prefieren no tener hijos o entre personas del mismo sexo, la mirada social sobre la infidelidad se ha endurecido en las últimas décadas.
La infidelidad siempre fue dolorosa, pero hoy es traumática. Puede que la monogamia no sea parte de la naturaleza humana, pero la transgresión ciertamente lo es.
El libro que redefine la infidelidad
La autora de Mating in Captiviti (Inteligencia erótica, claves para mantener la pasión en la pareja), traducido a 26 idiomas, acaba de lanzar una segunda publicación titulada The State of Affairs (La situación de los affairs), cuyo tema principal fue el trabajo que llevó a cabo durante los últimos años en su clínica en Nueva York.
En él rechaza la concepción contemporánea de la infidelidad. Esto fue lo que escribió Emily Bobrow en una reseña sobre este libro:
Toda mi vida resultó una mentira, ya no sé en qué creer. En lugar de verla como un impulso patológico e inmoral, que inevitablemente deja como secuela el trauma y la destrucción, ahora quiere que comprendamos que los anhelos extramaritales son completamente naturales y que los affairs son terribles y, quizá, inevitablemente humanos.
“Está bien coquetear con otras personas”
Las relaciones por las que aboga la psicóloga son monogamish (algo así como monogámenos, “más o menos monógamas”), como las calificó el autor del neologismo, Dan Savage, comentarista político y también autor de Savage Love, una columna sobre relaciones y sexo.
Esther está desactivando la bomba de tiempo instalada en el corazón de tantas de nuestras relaciones de largo plazo.
Tener una relación no significa que te dejen de atraer otras personas
Ser monógamos consiste en aceptar la imperfección propia y ajena. En esa concepción el episodio extramatrimonial no tiene que terminar con la pareja y con todo lo que ambas personas han construido juntas.
Ser monogámenos consiste en aceptar la imperfección propia y ajena: en el caso de un matrimonio, que aspiren a ser fieles entre sí, pero que también toleren un flirteo ocasional.
Es algo más común hoy en día
Se estima que en Occidente entre el 30 y el 75 por ciento de los varones y entre el 20 y el 68 por ciento de las mujeres reconocieron que cometieron alguna forma de infidelidad.
Rara vez el adulterio se da por el sexo en sí o por la otra persona. Se trata de recapturar “la sensación de sentirse vivo con alguien, la capacidad de jugar, la curiosidad y el egoísmo”.
No todos están de acuerdo
Desear a otras personas, además de la pareja, es algo natural, según la psicóloga, que lleva casada más de tres décadas y tiene dos hijos adultos. Sin embargo, esto choca con el pensamiento mágico, según el cual el alma gemela debe satisfacer todas las necesidades de una persona.
La fidelidad es lo último que queda en pie para definir matrimonio. No hay que esperar a casarse para tener relaciones sexuales, no hace falta tener hijos. Ni siquiera hace falta casarse. Lo único distintivo es que, luego de años de nomadismo sexual, de pronto uno dice: ‘¡al fin encontré a la persona! Eres tan excepcional que no buscaré más. Por ti prometo ser repentina y exclusivamente monógamo’. Pero el amor y el deseo no son la misma cosa.
Algunas parejas lo ven como algo positivo
El enfoque de Perel resulta efectivo para todas las partes:
Trabajar con la infidelidad consiste en trabajar con los dilemas existenciales alrededor del compromiso, la lealtad, la fidelidad y el amor.
A veces su enfoque funciona, pero otras no: algunas parejas no logran sobrevivir a la traición de una de las partes.
La infidelidad es un agujero negro que atrapa a los dos miembros de la unión en una serie sin fin de rencor, venganza y autocompasión.
Otras parejas encuentran en el affair un catalizador para el cambio positivo. La perfección no existe ni en el mejor de los vínculos.
Una ‘gran relación’ es una relación imperfecta.