Hay personas que destacan naturalmente entre el resto de los mortales, aquellas por quienes todos se hacen un lado en el pasillo y las dejan pasar, mientras los demás están pendientes de todo lo que hacen. Algunos son odiados, otros adorados, muchos son copiados, pero como dicen por ahí, jamás igualados.
Para todas aquellas que fueron famosas en sus años de secundaria y preparatoria les tenemos una noticia: tu mente sigue afectada por los estragos de la popularidad mucho tiempo después de haber terminado tus estudios.
De acuerdo con el psicólogo Mitch Prinstein, autor del libro POPULAR: The power of likability in a Status-Obsessed World (Popular: El poder de gustar a la gente en un mundo obsesionado con el estatus), nuestro cerebro se desarrolla de forma tan dramática durante los años de adolescencia que las experiencias que tenemos pueden afectar cómo vivimos el resto de nuestras vidas.
De esta manera se explica por qué muchos de nosotros seguimos recordando los años de secundaria, preparatoria y si fuimos o no populares, a pesar de que esa etapa de nuestras vidas haya quedado en el pasado mucho tiempo atrás.
Los estudios sugieren que existe una “necesidad” de ser popular desde la época de la prehistoria. En aquellos días, las personas se agrupaban en pequeños conjuntos y trataban de destacar y tener un estatus social alto para ser importantes, esto ocurría con propósitos evolutivos. Ser admirado y deseado era una técnica de supervivencia.
Los efectos de la popularidad también afectan nuestro cerebro de otras maneras. En 2015, un estudio publicado por Proceedings of the National Academy of Sciences, encontró que el cerebro de las personas populares tiende a tener una característica común: están más en sintonía con la popularidad de otras personas. El estudio sugiere que las personas que son populares se vuelven así porque se preocupan por la popularidad a nivel neuronal.
La investigación también sugiere que otro factor que contribuye a la popularidad de una persona es la percepción de que son reconocidos. La mayoría de las personas se sienten atraídas por aquellos que destacan de los demás, a pesar de que no sean tan agradables, lo que a su vez logra que se vuelvan más populares.
Esto podría explicar porqué odiamos los programas de reality show sobre personas famosas, pero continuamos viéndolas, o sentíamos alguna atracción por el chico frío de la escuela, incluso si no era cercano a nosotras.
Tal vez pienses que suene extraño, ser popular no debería de importar después de mucho tiempo, ¿cierto? De acuerdo a Prinstein cuanto más aprendamos de la popularidad y cómo nos afecta a lo largo de nuestras vidas, más probabilidades tenemos de romper con el ciclo de experiencias interpersonales que comenzaron en la escuela.
No existe la necesidad de volver a nuestros tiempos de estudiantes y tratar de ser una persona cool, el trabajo de Prinstein consiste en explicarnos psicológicamente hablando, el por qué todavía podríamos sentir esas punzadas sobre la popularidad, incluso inconscientemente, mucho tiempo después de que hayamos terminado nuestros estudios.