Independientemente de los genes de las personas, a través de los cuales pueden definirse características específicas como la longevidad, estudios han demostrado que ser parlanchina y hablar “hasta por los codos” podría ayudar a alargar la vida.
Según el estudio realizado por expertos del Albert Einstein College of Medicine y de la Universidad Yeshiva, en los Estados Unidos, ser extrovertida, optimista, tolerante y “comunicativa” podrían ser elementos importantes para lograr una mejor calidad de vida y aumentar la longevidad.
Por su parte, el psiquiatra y profesor de la Universidad de Nueva York Luis Rojas Marcos expone en su libro Somos lo que hablamos que las personas que dicen más de 15 mil palabras al día pueden vivir por más años.
Esto, explica, se debe a que poner en palabras las emociones ayuda a entender y crear argumentos que evitan la incertidumbre; “ponerlo en palabras es enormemente beneficioso”, considera. “Hablar es muy sano” para la salud mental, por lo que anima a hacerlo aunque no sea con otras personas sino hasta con plantas, animales domésticos o con uno mismo, pero en voz alta.
Además, las mujeres desarrollan con mayor facilidad el hecho de tomar la palabra por los altos niveles de la proteína del lenguaje, la FOXP2, contenida en el cuerpo.
Durante el estudio de los científicos del Albert Einstein, 250 personas de entre 95 y 100 años se sometieron a análisis de sus personalidades y genética, lo cual reveló particularidades como ser positivas y disfrutar de compartir charlas con los demás.