El término chavorruco se aplica a todas aquellas personas de edad avanzada que suelen vestirse o actuar según la moda actual, generalmente más joven que ellas.
Un ejemplo es cuando un hombre -ya de cierta edad- trata de “ligar” en el antro a chavas que tienen menos años, utilizando el lenguaje que caracteriza a los jóvenes de hoy y, además, usa prendas que tal vez ya no van con la imagen que proyecta de alguien maduro; o cuando una mujer ya mayor hace uso de faldas cortas o escotes que suelen avergonzar a sus hijas, que evitan a toda costa llevar a sus amigos a casa para no tener un momento bochornoso.
En el caso del sector femenino, expertos afirman que es más complicado que se acepte que el tiempo ha pasado y se crea que todavía se puede actuar como si se fuera una adolescente o una joven, principalmente cuando se llega a los 50 años. Esto no significa que esté mal que haya mujeres de espíritu libre y se sientan cómodas así, pero no aceptar la edad o querer la eterna juventud puede convertirse en un término conocido como midorexia.
La midorexia es la nueva crisis de la mediana edad, un nombre creado por la columnista británica Shane Watson, quien explica:
Hace referencia a las mujeres que al cumplir 50 años correrán a comprarse su primer par de pantalones de cuero sin preguntarse por qué no los habían usado antes.
El peligro de esto se desencadena cuando las mujeres no solo utilizan prendas que nunca antes habían contemplado, sino también cuando llega la obsesión por quitarse edad por medio de cirugías, productos milagro o con una excesiva rutina de ejercicio que puede traer repercusiones fuertes en la salud.
La preocupación por verse bien es natural y saludable; pasa a ser patológica cuando se convierte en el centro de la vida, en desmedro de otras cosas más trascendentales. La vida empieza a girar en torno al tema de la facha, con un mecanismo similar al que se da en las fobias o las adicciones.
Dr. Enrique Jadresic, psiquiatra y expresidente de la Sociedad de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía de Chile.
Aunque la midorexia no es considerada como un trastorno, es un fenómeno que está llamando la atención a especialistas en salud mental.
Expertos en medicina expresan que no es una enfermedad, pero, si crece, puede representar el inicio de baja autoestima o problemas más fuertes como la bulimia y la anorexia, así como una manifestación patológica de una excesiva competencia con los más jóvenes o una envidia mal llevada.
Para la directora de la Sociedad Chilena para el Estudio de los Trastornos Alimentarios, Patricia Cordella, una mujer de 50 o más años es muy vulnerable en cómo la ven los demás. Es importante decir que la midorexia no es exclusiva de las mujeres, también los hombres pueden caer en ella.