La felicidad es un estado de ánimo que se busca constantemente y se experimenta con el éxito profesional, el bienestar psicológico, la salud física, un logro personal o la compra de cualquier bien material. Sin embargo, no es constante porque el dolor y los obstáculos forman parte de la vida; además, “el ser humano no fue diseñado para ser feliz”, según dicen expertos en psiquiatría.
Rafael Euba concluyó que la felicidad carece de una base biológica -a diferencia del sufrimiento y del placer-, ya que no se encuentra instalada en alguna zona del cerebro. Por ejemplo, en el lóbulo frontal están las capacidades analíticas de una persona, pero no existe un área específica en la que se ubique la felicidad. La naturaleza diseñó al ser humano con la capacidad de sobrevivir y reproducirse, por eso que la infelicidad no es su culpa:
El proceso de la evolución desalienta el estado de alegría, ya que hace que bajemos la guardia ante potenciales peligros para nuestra supervivencia.
Euba afirmó que dedicar gran cantidad de tiempo y esfuerzo a perseguir la felicidad provoca un sentimiento de carencia y frustración, pues considera que “está más que clara la prioridad de la naturaleza en el ser humano: la supervivencia, y no una habilidad natural de experimentar felicidad”.
La búsqueda de la felicidad genera 11 mil millones de dólares al año con materiales de autoayuda, investigaciones, mentores, consultores y conferencias motivacionales. Esta industria hace creer a las personas que las emociones negativas son las que provocan que no se alcance un estado de satisfacción, pero la ciencia piensa todo lo contrario, pues investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania consideran que “la tristeza es útil para lidiar con una situación compleja y que la depresión sirve como mecanismo de adaptación ante las adversidades”, y es mejor sacarles partido que vivir en un estado de felicidad constante.
Dos estudios de la Universidad de Denver señalan que “no hay que aferrarse a la felicidad”:
- En el primero los investigadores compararon los efectos emocionales de la búsqueda de la felicidad en diferentes situaciones; concluyeron que quienes tenían una actitud neutra y menos exigente frente a este sentimiento mostraban un mejor estado de ánimo.
- En el segundo se analizó el efecto de la búsqueda de la felicidad sobre los sentimientos de soledad. El resultado fue que aquellas personas que valoraban y perseguían la felicidad con más intensidad tendían a sentirse más solas.