Cuando se trata del arte de la seducción todos podemos creernos expertos en el tema y aseguramos que ni el chico o chica más inalcanzables nos podrían rechazar. Sin embargo, en tiempos de redes sociales algo tan sencillo como “dejar en visto” puede resultar en un corazón roto para más de uno.
Hace un par de años a esta práctica de coquetear, fingir interés, salir y posteriormente desaparecer se le conoció como ghosting (de fantasma), y cuando creímos que no podría inventarse una peor forma de rechazar a una persona, llegó el orbiting.
Lo de ahora es “orbitar”
¿Tienes un fan número uno que “te ama y adora” a través de las redes, pero jamás pasa a lo real? ¿Sí? Bueno, lamento decirlo pero te está orbitando. Para ser más exactos, orbitar es cuando una persona está al pendiente de ti en tus cuentas de Facebook, Twitter o Instagram, pero jamás da el siguiente paso a la interacción real, como invitarte a salir.
Es esa persona que es como un satélite que siempre gira alrededor de tu órbita pero jamás llegará a chocar contigo; más o menos como una luna, pero menos bello y mucho más inútil.
Más allá de ser una evolución del ghosting, podría definirse como su versión contraria, pero con el mismo fin: darse a desear. En lugar de desaparecer del mapa, se mantiene presente todo el tiempo como un juguete nuevo que te regalan pero te prohíben usar.
En resumen, si esa persona que demuestra todo su interés por ti vive en la misma ciudad, pero ha pasado mucho tiempo y aun así no te invita a salir, amiga, date cuenta: se están haciendo los interesantes contigo. Te están orbitando.