Estar embarazada es una de las etapas más importantes de una mujer porque su vida se transforma por completo, tanto emocional como físicamente, en la que hay cambios hormonales, náuseas, vómitos, entre otros. Sin embargo, esto no significa que todos los embarazos serán iguales.
En el caso de la segunda gestación, hay mujeres que no tienen complicación alguna con el proceso e incluso es mucho mejor que la primera, pero hay otras que se las ven duras cuando van a tener otro hijo.
Un estudio realizado por el Instituto de Investigación de Ciencias Psicológicas de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, comprueba que el trabajo con niños es más agotador que la vida laboral fuera de casa; cuidar uno o más hijos es una tarea que todos ven pero muy pocas personas realmente ejercen. Cuando una mujer acaba de dar a luz su rendimiento físico y emocional baja en cantidades enormes, lo que la deja indispuesta a las tareas pesadas hasta su recuperación total; cuidar dos hijos, uno recién nacido y otro de apenas dos años, es una actividad agotadora que requiere de ayuda extra.
Si bien es cierto que la salud mental en la mujer mejora después de un primer hijo, un segundo embarazo aumenta la presión del tiempo y eso explicaría el agotamiento y otros síntomas posteriores, según una investigación publicada en el Journal of Marriage and Family.
La Organización Mundial de la Salud indica que el intervalo adecuado para tener un segundo embarazo es mínimo de dos años después de dar a luz, así el nuevo bebé prácticamente tendrá toda la atención puesto que el primogénito realizará actividades casi por su cuenta, esto facilita la interacción madre-hijo y mantiene la atención en el más pequeño.
Cuando el segundo hijo aún se encuentra en el útero, interactuar con el pequeño que anda y corre es muy complicado pues el embarazo exige de mucha energía al igual que el niño, esto contrarresta el rendimiento de la madre, haciendo que cada vez sea más pesado jugar o cargarlo.