Tener un bebé es una ilusión para muchas parejas que buscan sellar su amor con la llegada de ese nuevo ser que tendrá sus características físicas y de personalidad, con quien podrán compartir grandes momentos y sentir plenitud. Pero, aunque parezca difícil de creer, hay quienes piensan que “tener un hijo es lo más miserable que puede ocurrirle a una persona porque la vuelve infeliz”, teoría dada a conocer mediante un estudio realizado en Alemania.
El trabajo hecho por la demógrafa Rachel Margolis, titulado Bienestar parental en torno al primer nacimiento como un determinante de un futuro progreso de paridad, consistió en investigar durante cinco años a padres primerizos, quienes antes de tener a su primer bebé declararon tener el deseo de “sumar más integrantes a su familia”, pero después del nacimiento de su hijo manifestaron que no querían otro más. La principal causa de infelicidad que se encontró en las parejas fue que la crianza del primer hijo estaba acompañada de sentimientos de depresión y soledad.
Un punto destacable del estudio fue que “la poca o nula felicidad de los padres se produjo dos años después de la llegada de su hijo”, por una evidente caída en su bienestar físico y psicológico.
Otra investigación hecha por la socióloga israelí Orna Donath comprobó que algunas mujeres consideran que ser madres es “el mayor error de su vida”. Regretting Motherhood: A Sociopolitical Analysis recopiló el testimonio de 23 féminas, quienes remarcaron que el arrepentimiento por tener hijos se desencadena “al no haber podido vivir sus vidas como realmente hubieran querido”.
Una de las declaraciones que más llamó la atención fue la de Tirtza, de 57 años, madre de dos hijos:
Claramente, si pudiera volver atrás, no hubiera tenido hijos. Cada vez que hablo con mis amigos, les digo que si hubiera tenido la experiencia que tengo hoy no hubiera creado ni siquiera un cuarto de niño. Lo más doloroso para mí es que ya no puedo volver atrás en el tiempo. Es ya imposible de reparar.