El deseo por la cirugía plástica a menudo surge de la inseguridad y la naturaleza subjetiva de la belleza que experimentan algunas personas acerca de cómo se ven.
Aunque es normal, algunas veces puede representar un problema serio si alguien no está conforme con algún aspecto de su apariencia física, se obsesiona con cubrir ciertos estándares de belleza y la cirugía plástica se convierte en el centro de su vida.
Si bien la cirugía plástica, como cualquier otro procedimiento quirúrgico, implica riesgos e independientemente de los resultados que se deseen obtener, puede haber desde resultados fatales hasta complicaciones que afectan la salud y la calidad de vida de las personas para siempre.
Tal como le sucedió a la reina de belleza de 43 años, finalista del concurso Miss Rusia Internacional hace dos años, quien decidió someterse a una cirugía plástica en una de las “mejores clínicas” por un costo equivalente a los 4000 dólares.
Llegué a ellos con un rostro hermoso y saludable. Solo quería corregir algunos matices causados por el envejecimiento. Pero, lamentablemente, perdí la salud.
Yulia declaró que quedó “desfigurada” durante la cirugía de estiramiento facial, rejuvenecimiento de párpados, eliminación del exceso de piel y reducción de la grasa de las mejillas. Incluso tuvo que someterse a una cirugía de emergencia realizada por otro médico para salvar sus ojos de una necrosis.
Los cirujanos, Andrey Komarov y Omar Khaled, negaron su responsabilidad y alegaron que Yulia padece esclerodermia, una condición genética rara que causa el endurecimiento de la piel. Pero al no haber evidencia de que padezca la enfermedad autoinmune, que también afecta a otros órganos del cuerpo, la reina de belleza decidió demandarlos por negligencia médica.
Tengo cicatrices que se formaron en mis mejillas cuando me arrancaron todo el tejido. Mis ojos no se cierran y no puedo sonreír. No puedo levantar mi labio superior. Una parte de mi cara no funciona en absoluto.
Yulia contó que se sentía tranquila antes del procedimiento porque los resultados de todos sus análisis estaban en orden y porque anteriormente se había sometido a una rinoplastia sin ningún tipo de complicaciones.
Así que le parece injusto que los médicos se quieran deslindar de su responsabilidad y atribuir los terribles resultados a una condición que no padece. Andrey Komarov fue uno de los dos cirujanos que participaron en la negligente operación.
Por su parte, el cirujano Omar Khaled ha negado su responsabilidad y ha declarado que el caso ha sido “exagerado”.
Por fortuna, el Comité de Investigación de Rusia dijo que los cirujanos ya están siendo investigados y que se ha identificado a otros pacientes que podrían haber sufrido servicios de mala calidad en la misma clínica.
Hasta el momento, Yulia ha gastado aproximadamente de 27 000 dólares para su recuperación, una cantidad completamente alejada del costo por los procedimientos que debían haber salido sin menor problema de no ser por los negligentes médicos de los que fue víctima.