Desde que los talibanes entraron a Kabul, Afganistán, el 15 de agosto de 2021, la vida y derechos de las mujeres siguen violentándose de maneras inconcebibles. El más reciente acto de abuso raya en lo ridículo, pues el gobierno talibán ordenó a sus comerciantes decapitar los maniquíes femeninos de sus escaparates.
Sin embargo, los vendedores se las arreglaron para transformar la situación en un acto de protesta, ya que argumentaron que privar a las muñecas de su rostro les afectaría en sus ventas, por lo que consiguieron el permiso para tapar solamente la cara de estos.
Comerciantes decoran sus maniquíes con tal de no decapitarlos
El gobierno talibán justificó la orden argumentando una interpretación rigurosa e inflexible de la ley islámica, que prohíbe las estatuas e imágenes con forma humana, pues estas podrían ser adoradas como ídolos. Además, esto empata con la campaña gubernamental para desterrar a las mujeres de la vista pública.
Por esta razón, por las calles de Kabul se postran las inertes modelos con toda clase de artefactos en la cabeza, desde bolsas de plástico y aluminio hasta las telas más hermosas que empatan con los colores de los vestidos que estas portan elegantemente, que son decoradas con alguna corona o artefacto que les haga recuperar algo de identidad.
La similitud de las mujeres afganas con las muñecas inertes
La inquietante imagen de los maniquíes cubiertos nos deja pensando en lo incómodo que le resulta al régimen la figura femenina. Su ideología basada en el odio hacia la mujer ha llegado a un grado repugnante, pues no les bastó con prohibirles la educación universitaria, sino que ahora también le temen a una figura muerta que no tiene la voz para contradecirlos.
Cada acto de represión nos hace rememorar cuando el gobierno talibán tomó el poder y aseguró que no impondría normas tan estrictas como en su primer gobierno. Sin embargo, actualmente, las mujeres afganas tienen los mismos derechos que los de un maniquí cubierto con una bolsa de plástico.