Hay amistades que llegan aparecen para enseñarte algo o llegan justo en el momento en que más los necesitas y luego desaparecen. Y hay otras que llegan para quedarse; no sólo transforman tu vida, sino que permanecen para siempre, son esas que compraron el boleto sin retorno y te acompañan eternamente.
Si has tenido la fortuna de tener un mejor amigo, entonces sabes de lo que te estoy hablando. En realidad ni si quiera podemos dar una sola definición de esta palabra, porque un amigo es esa persona que te acompaña a donde sea que vayas, quien te brinda apoyo moral cuando más lo necesitas, es quien te hace ver el mejor lado de las cosas, pero también siempre te habla con la verdad aunque a veces duela.
Alguna vez me he preguntado qué hacen los verdaderos amigos en nuestra vida. La respuesta es sencilla: esa persona está en tu vida para ayudarte a crecer, para invitarte a creer que el mundo está lleno de cosas por descubrir y experimentar, un amigo es esa persona que disfruta a tu lado las mejores cosas de la vida.
Si has llegado a pensar “ojalá que todo el mundo pudiera tener un amigo como el mío”, entonces comprendes a plenitud esto de lo que te hablo.
Son personas con las que cruzas por extrañas circunstancias o en momentos impensados, pero la amistad dura para siempre. Marcan un antes y un después, te ofrecen apoyo, confianza, lealtad, complicidad y muchas cosas más.
Sabes que puedes contar con esa amistad en los momentos difíciles, cuando la tristeza invade tu corazón y cuando simplemente tienes ganas de sentarte a llorar con alguien, sin cuestionamientos o juicios. Son los mejores amigos quienes alegraran tu día con una canción, son ese faro que te ilumina y te dice qué rumbo debes tomar.
Si tienes una amistad auténtica, agradécele a la vida porque no todos tienen esta fortuna. Es probable que seas uno entre millones que ha encontrado un fiel compañero de aventuras; así que hoy tienes un motivo para sentirte feliz. Cuida esa amistad para que ella cuide de ti y dure para toda la vida.