Creo firmemente que la vida no se trata simplemente de caminar por ella; se trata de encontrar personas, de rechazar algunas, de sentirse abandonado por otras; se trata de cambiar de lugares, de subir de bajar, de ir y venir hasta que en determinado momento, entre esos cientos de personas que se han cruzado en tu camino aparece una que merece llevar el calificativo de alma gemela.
Es como si de pronto te encontraras contigo misma, pero no lo es, es alguien más con quien compartes y disfrutas tantas cosas. Y no me refiero a ningún hombre.
Estoy hablando de esa persona que un día apareció en tu vida y que parecía ser una persona más, con la que incluso podría no haber hecho click desde el principio, pero que poco a poco se convirtió en la compañera perfecta, esa con quien reír, soñar y hasta cocinar cosas exóticas.
Ni siquiera hablábamos el mismo idioma, pero me hizo sentir bien, como si me encontrara con alguien de una vida pasada, alguien a quien ya conocía desde hacía mucho tiempo.
“Tener un alma gemela no siempre significa encontrar un amor, tu alma gemela también puede hallarse en una amistad”.
Sabes que no importa dónde se encuentre mañana, porque le llamarás y estará disponible a cualquier hora. Te escuchará pacientemente, te dará un consejo honesto y un abrazo; si está lejos, seguramente hará todo lo posible por animar tu día con una imagen, un video o unas palabras. Por eso esta carta es para ella.
Querida amiga:
En primer lugar debo decirte gracias porque no importa la distancia ni el tiempo, porque pueden pasar dos meses o cinco años sin que nos veamos y una vez que volvemos a estar juntas es como si ese lapso de tiempo no hubiera existido. Parece que el universo nos tuviera conectadas todo el tiempo.
Cuando estamos juntas empiezan a flotar los recuerdos, a veces tristes, a veces alegres, pero siempre dignos de volver a compartirse con una buena taza de té. Gracias por estar siempre ahí, por ser una persona sencilla y por hacer mi vida más agradable, sin esperar nada a cambio, por compartir tu mundo y por siempre estar dispuesta a compartir un tiramisú conmigo.
Gracias por los momentos en los que hemos reído y peleado también. Por ser esa barra de hierro que me hace aferrarme a la vida con entusiasmo. ¿Qué sería de mi vida sin ti en esos momentos de locura?
Gracias porque cuando estamos juntas nos convertimos en la mejor versión de nosotras mismas. Porque aunque los años juntas parecen pocos, han sido mejor que otros momentos de la vida. Porque en todo este tiempo hemos creado un stock de recuerdos dispuestos para salir en el instante en que más se necesitan.
Gracias por recordarme lo valiosa que soy, lo mucho que puedo disfrutar de mi y de la vida. Gracias por recordarme lo pasajero que puede ser cada instante y ayudarme a disfrutar de ellos con las personas que de verdad me quieren.
Gracias por ser mi fiel escudero, el arma perfecta para defenderme ante cualquier adversidad. Gracias por tantas cosas, pero sobre todo por hacerme sentir que siempre habrá un alma gemela en el mundo, y esa persona en mi vida, eres tú.
¡Simplemente gracias por ser mi persona favorita, gracias por existir!