En nuestra juventud percibimos la vida como hecha a base de temporadas de series de televisión; vemos personajes llegar a nuestras vidas y vivir con nosotras las aventuras más inolvidables, así como nos toca dejar ir a una persona. Sin embargo, cuanto más pasa el tiempo, reparamos en que esos personajes invitados a participar en las temporadas de nuestra vida son prácticamente los verdaderos protagonistas en las historias que recordaremos en la vejez.
Uno de esos personajes principales son sin duda las amistades, y como mujer sabemos que el amor de nuestra mejor amiga nadie lo podrá reemplazar. Y quizá ya no sólo puedes tener una mejor amiga, ni dos, ni tres; sino toda una “tropa femenil” que te rodee y que por un momento se vuelva algo imprescindible. Fue así como gracias a una inspiradora anécdota llegamos a la fuerte teoría de que entre más pasa el tiempo más necesitamos de amigas en nuestra vida.
Necesitarás a tus amigas más de lo que te imaginas
Toda comenzó en las vacaciones pasadas, cuando visité la playa con mi familia y a lo lejos vi a un grupo de mujeres que rondaba en los 60 años. Esta “pandilla” femenil no dejaba de atraer mi atención por la singularidad con la que contagiaban sus risas, pues se notaba lo mucho que disfrutaban su compañía.. Al entrar a mi hotel me tocó volver a ver a estas mujeres, e incluso compartir elevador con dos de ellas, no pude contener mi curiosidad sobre la relación de estas felices mujeres y me atreví a decirles lo envidiable que su amistad se percibía, y que en lo personal me parecía inspirador.
“Pues sí, nos divertimos. Mantenemos esta tradición de venir al mar desde hace 20 años; y aunque cada una ha pasado por dificultades en la vida, divorcios, muerte, cáncer, desempleo, en ningún momento nos hemos dejado de apoyar. Nunca pierdas tú contacto con tus amigas, querida. Entre más pasan los años, más necesitarás de ellas”. Me contestó una de las mujeres.
La conversación me dejó impresionada. Y a pesar de que a mis amigas las llevo siempre en mi corazón, nunca pensé en llegar a necesitarlas más conforme pasara el tiempo. Y aunque a mis 24 años ya me tocaron pérdidas, divorcios y cáncer en la vida de algunas de mis amigas, esas cosas que de adolescente veíamos como algo lejano, después se volvieron impresionantes problemas de la vida real. Por lo cual es que comprendo cuando estas mujeres enfatizaron en la importancia de tener amigas en tu vida.
Suelo tener amigas no sólo de mi edad, también mayores y más jóvenes, eso me hace sentir confianza casi en cualquier ambiente social. Así que cuando en febrero de este año, una amiga 10 años mayor que yo perdió a su esposo en un accidente de avión, tuvo para mi mucho sentido las palabras de las mujeres que conocí en la playa durante las vacaciones pasadas.
Y es que la muerte de su marido afectó a muchos corazones al mismo tiempo, incluyendo al mío; de ver a una mujer a quien admiraba y respetaba mucho destrozada por la pérdida de no sólo el amor de su vida, también su mejor amigo desde que tenía 15 años.
Sin embargo, a pesar de la tristeza que se compartía entre varios corazones al mismo tiempo, quiero admitir que en el centro de la tragedia podías sentir algo más en común rodeando el aire dentro del luto, era mucho AMOR. Podías sentir una gran fuerza de energía llena de cariño rodeando a la familia de aquella amiga viuda; fue en ese momento en el que me puse a ver la imagen desde lejos y conté cuántas mujeres había en la vida de mi amiga… después quedé asombrada por la cantidad tan grande que era la camada de amigas.
Contándome a mí, seguro que podíamos ser fácilmente un ejercito femenil dispuesto a entregar toda su energía llena de amor, protegiendo a mi amiga de sentir aún más dolor y apoyándola en su pena. Mientras estuve con mi amiga en el funeral de su esposo, me pidieron que si podía escribir su obituario, dentro de la documentación a llenar, había información que sólo mi amiga sabía, así que dejé esos espacios en blancos y pasé la hoja, pero de pronto algo increíble pasó:
Las amigas que más conocían a mi amiga le quitaron la hoja y comenzaron a llenar esos espacios en blanco. Yo no podía dar crédito a eso, mientras ellas escribían la fecha de la boda entre mi amiga y su difunto esposo, la universidad donde él se graduó, la firma de abogados para la que él trabajó, entre otros datos relevantes de su vida, pensé: ¿cuántas mujeres tienen amigas que pudieran escribir el obituario de sus esposos? Y todo lo que esa acción decía sobre mi amiga y sus lazos de amistad.
El segundo día del funeral, justo antes del entierro, reparé también en el hecho de que en ningún momento vi a mi amiga haciéndose cargo ni de un sólo detalle; la despedida de su marido fue totalmente dirigida bajo el orden de un grupo de mujeres que mantuvieron la calma en todo momento. Y los comentarios que más podías escuchar eran “a Emily (mi amiga) no le gustaría eso, pero preferiría mas aquello”, y cosas cómo “tenemos un plan A y un plan B, dejemos que Emily sólo elija.
Debo admitir que a pesar del triste momento en el que nos encontrábamos, el funeral del esposo de mi amiga fue realmente “perfecto”, todo fue tranquilamente llevado a cabo con el mayor tacto y cuidado posible, algo que, sin duda en pequeña medida, ayudó aligerar la lamentable perdida por la que mi querida amiga vivía.
Terminada esta experiencia mi aprendizaje fue que, a mi corta edad, aún tengo demasiado que aprender de las mujeres que me rodean. De las amigas mayores aprendí que es importante leer la mente y las emociones de quien tienes enfrente para hacer algo al respecto. También aprendí de mis amigas más jóvenes a diariamente reconocer mis propios errores en los de ellas, para en lugar de juzgarlas reflejarme como en un “espejo”; ambos sentimientos al final no representan más que empatía y compasión.
Y sé que con los años vendrán obstáculos cada día más grandes entre mis amigas y yo, estar ocupadas cada una criando a sus hijos, el trabajo, las carreras y los cambios de ciudades. Yo sé que todo eso está por acercarse o incluso ya llegó, y todavía no me quiero dar cuenta. No quisiera pensar que mis amigas son sólo aquellas con las que salgo de fiesta y subo selfies, pues luego de haber pasado esa gran pérdida con mi amiga 10 años mayor que yo, he guardado muy cerca de mi corazón las palabras de aquellas mujeres que conocí en la playa: “Jamás pierdas contacto con tus amigas, querida, ¡las necesitarás más de lo que te imaginas!”.