Para cultivar una buena amistad existen ingredientes mágicos y especiales que ayudarán a que el lazo se mantenga unido y crezca a través de los años. Y es que cuando conoces a una persona con la que conectas inmediatamente, sabes que necesitas estar cerca de ella y, sin darte cuenta, la amistad crece.
Sin embargo, pensar que amas a todos tus amigos tal y como son, sin importar nada de lo que hagan, al parecer no es verdad. Cuando te encariñas con una persona no es por su cualidades sino por la forma en que ella reconoce las tuyas, es como si fuera un espejo y esperas que te describa con la imagen que tú quieres de ti. De alguna manera, lo que buscas es que ayude a incrementar tu autoestima y la imagen personal que tienes de ti, necesitas que las refuerce y por eso estableces contacto.
La magia de la amistad está en compartir los mismos gustos
Al menos esa fue la conclusión a la que llegaron Carolyn Weisz y Lisa F. Wood, de la Universidad de Puget Sound, quienes observaron por cuatro años el comportamiento de algunos estudiantes universitarios. De acuerdo con su descubrimiento, lo que se busca en una amistad es la capacidad que tiene para reforzar nuestra identidad y la capacidad de los miembros de la relación parte de un proyecto en común.
Entre otras cosas, observaron cómo aquellos que habían señalado en las primeras fases de la relación que lo que más les gustaba de su nuevo amigo era que les apoyaba a la hora de ser como eran, seguían siendo amigos cuatro años más tarde, cuando volvieron a ser consultados. Lo que más llamó la atención de las científicas es que estos no solo mantenían la relación, sino que se consideraban mejores amigos.
Tolerar nuestros defectos
El factor más valorado en una relación es la retroalimentación positiva, ya que ayuda a reforzar la imagen que uno busca en sí mismo. De acuerdo con el estudio, cualquier persona tiene el potencial de ser un buen amigo, ya que todos somos bastante “liberales”. Sin embargo, hacer que alguien se sienta parte de un grupo es lo que diferencia a las grandes amistades.
“Cuando alguien considera que otra persona apoya sus valores de identidad, estará más inclinada a apoyarle, a comprometerse con él e incluso a tolerar sus discrepancias”, afirma el estudio.
Apoyar incondicionalmente
Por otro lado, para crear una amistad realmente auténtica se necesita de otro tipo de cualidades, como compartir los mismos gustos o valores. No es únicamente el hecho de pasarlo bien al lado de una persona, se necesita sentir intimidad y complicidad que no en todos los casos sucede.
Saber que puedes contarle un secreto a una amiga y que ella es capaz de protegerlo y no contarlo a nadie, saber que cuentas con su apoyo, es lo que hace que los lazos crezcan. Y esto debe ser recíproco, esa persona debe confiar también en ti y de esta manera la amistad se perpetua.
Aceptarnos como somos
Aunque no lo creas, nuestro cerebro tiene un sexto sentido o intuición y sabe perfectamente quién es una persona en la que podemos confiar y quién es afín a nuestros intereses; por otro lado, también sabe de quién desconfiar y alejarse inmediatamente.
Se necesita de una conexión especial, ya que a nuestro cerebro le gustan las amistades sólidas y duraderas, pues nos ayudan a sobrevivir y hacer que nuestra vida tenga sentido. Regula el estrés, los niveles altos de cortisol y produce dopamina y serotonina.
Ser fieles y leales
Así que si tienes una amiga a la cual puedes contarle cualquier cosa, te ha visto en tus peores momentos sin juzgarte, se ha reído de las mismas cosas absurdas, ama las mismas películas y siempre está ahí para ser el hombro en el cual puedas secar tus lágrimas y tú estarías dispuesta a hacer lo mismo por ella, considéralo como magia pura.