Para la amiga que, en repetidas ocasiones, se queda escuchándome hablar de lo malo que es mi vida: Gracias.
Sé que algunos días es posible que desees sacarme los ojos o tomarme por los hombros y sacudirme fuertemente. También sé que quieres decirme algo, pero te detienes un momento para esperar a que sea yo quien termine de hablar primero. Y, aunque no lo creas, la mayoría de las veces me gustaría escuchar lo que te pasa y brindarte apoyo de la misma forma en que tú lo haces conmigo; que sepas que no pasas desapercibida, pues eres importante para mi vida.
Así que gracias por estar disponible desde las primeras horas de la mañana, sin importar qué tan cansada te encuentras de un día anterior.
Gracias por permitirme hablarte de mi sueños y pesadillas. Ambas sabemos que esto no debería ser prioridad, pues aún no te he saludado ni preguntado: ¿cómo estás?
Gracias por brindarme tu apoyo cuando lo necesito, siempre me reconforta. Gracias porque también me dices la verdad, aunque sea dura y dolorosa.
Gracias por ser mi paño de lágrimas cuando me rompen el corazón o tengo problemas en casa. Y también por reír junto a mí. Al final de cuentas, esto se trata de estar juntas en las malas y en las buenas.
Gracias por darme consejos y hacerme ver lo que valgo como mujer; aunque no siempre los siga, tú permaneces a mi lado.
Gracias por ser la mujer que me impide caer en los mismos errores una y otra vez, y advertirme lo bueno o malo que pasaría.
Gracias por no dejarme fijar los ojos en aquellos chicos que no valen la pena.
Gracias por sostenerme, a pesar de que te encuentres débil.
Gracias por entenderme a la perfección y crear un lenguaje secreto entre gestos y risas que solo nosotras logramos descifrar.
Gracias por no caminar lejos de mí y, en cambio, sostener mi mano para avanzar juntas en esta vida.
Gracias al cubrirme las espaldas sin importarte ante quién fuera.
Gracias por cometer cientos de locuras conmigo, por abrazarme, consolarme, cuidarme e incluso hasta alimentarme.
Pero, sobre todo, gracias por ser tú. Por ser la mejor representación de amor incondicional, ya que nada te obliga a permanecer a mi lado, a pesar del desastre de persona que soy.
Tú eres la mejor de mis amigas.