Encontrar, sentir y despertar amor en otro ser es maravilloso. No hay sentimiento que se compare con el milagro de amar y ser amado a la lealtad y devoción que dos personas pueden compartir. Este revelador encuentro provoca que ambos cambien su forma de ver el mundo como hasta ahora lo habían hecho; así, la consecuencia natural es que deseen pasar el resto de su vida juntos.
Esta es una historia muy común y muestra la forma en que muchos conciben al amor. Sin embargo, casarse no es un logro como a muchas, muchísimas mujeres les han hecho creer desde pequeñas. Convengamos: no es una afirmación que surja de una mala experiencia o un deseo frustrado.
¿Cuántas no tuvimos como compañeras o conocimos durante los días de universidad a una EMMC? Sí, la chica “Estudio Mientras Me Caso”, que ya sabía la marca de camioneta SUV en la que recogería a Paulita y Carlitos del colegio, que los miércoles jugaría a las cartas con sus amigas y cuyo marido sería de seguro médico o arquitecto.
Y no es que tenga algo de malo el deseo de compartir la vida y los sueños con alguien; sólo sorprende que para algunas mujeres el ‘lograr’ casarse sea el mérito máximo, viéndolo como un fin en sí y no como un medio para el logro de éxitos tanto individuales como compartidos aún mayores.
No hay más que echar un vistazo en la redes para darse cuenta de que es una visión generalizada: ante un “me caso”, todo mundo se deshace en felicitaciones y elogios, a diferencia de otros acontecimientos de igual magnitud como la graduación de la universidad, un ascenso laboral o un reconocimiento profesional.
En esos casos, no se percibe tanta efusividad como en la situación anterior, y es comprensible que un acontecimiento de esa naturaleza despierte todo tipo de emociones y ánimo festivo, pero hay una gran diferencia entre eso y poner en un pedestal al anillo de compromiso y mitificar el hecho de casarse como fin último.
Sí es tu deseo, encuentra alguien a quien amar y que te ame locamente. Es verdad que las relaciones son más importantes que todos los grados y los reconocimientos del mundo, pero también lo son tus metas.
Que tu logro mayor sea saber que contribuyes a que tu relación se mantenga viva cada día; que sigues firme en tus convicciones y fiel a tu instinto; que sepas que el secreto (si lo hay) para ser feliz, es amarte, valorarte y celebrar tu vida en cada acto, cada día.