Pocos entiende la lucha diaria que viven las personas que son demasiado exigentes consigo mismos. Cuando alguien se equivoca lo más común es que diga: ‘está bien, son cosas que suceden y no pasa nada’; pero cuando una persona dura consigo misma se equivoca es como si el mundo se cayera a pedazos.
Nunca han aprendido a ser complacientes; al contrario, siempre buscan ser mejores en todo aspecto y superar las expectativas que se crearon al principio; tal vez eso está bien, el problema sucede cuando las cosas no salen como lo esperaban, entonces la frustración se apodera de ellas. Estas son 20 cosas que sólo entenderás si eres muy dura contigo misma.
1. No es fácil conciliar el sueño
Cuando la noche llega y es la hora de dormir, tu cerebro comienza a reproducir imágenes de cómo pudieron haber sido mejor las cosas o lo qué debiste haber hecho en tal situación. A veces, ni siquiera son situaciones actuales, a veces tu cerebro saca problemas que pasaron hace años y ahora te arrepientes de no haber actuado de otra manera.
2. Nunca te sientes satisfecha
No importa qué tan bien hayas hecho las cosas y cuánto te hayan felicitado por eso, siempre sentirás que pudiste haberlo hecho mejor. El más mínimo error significa el fin del mundo, aunque sólo tú te hayas dado cuenta de él.
3. Vivir en el pasado es como un hobby para ti
En lugar de disfrutar tu día a día y ser feliz con lo que estás haciendo, tu mente se aferra al pasado. Todo el tiempo recuerdas las cosas malas que hiciste o aquel tonto comentario que algún día dijiste; piensas cómo serían las cosas si eso no hubiera sucedido: ‘Tal vez si no le hubiera dicho a ese chico algo tonto aquel día, él se hubiera interesado en mí y hubiéramos podido tener una cita, en verdad no entiendo cómo puedo ser tan tonta’.
4. Creas problemas en donde no existen
Es muy difícil ver las cosas con objetividad: ‘¿Por qué razón mi novio prefiere salir con sus amigos en lugar de quedarse toda la noche viendo películas conmigo? Seguramente quiere salir con otra, o tal vez ya se aburrió de mí…’
5. Eres muy apasionada
No sólo buscas hacer las cosas bien, sino buscas que lo que hagas tenga un propósito. No sólo haces las cosas porque las tienes que hacer, sino te esfuerzas en hacerlas a la perfección para después voltear hacia atrás y con orgullo decir: ‘lo logré, hice un trabajo increíble’. La pasión por las cosas es lo que te mueve, cuando te comprometes con algo nada ni nadie hace que cambies tu mirada de ese objetivo.
6. Siempre buscas la perfección debido a experiencias pasadas
Tienes tolerancia cero para tus propios errores. La perfección es lo más importante para ti. Inconscientemente buscas ser perfecta porque anteriormente viviste experiencias desagradables que no quieres repetir. Aunque no has descubierto la causa exacta, la perfección se ha convertido en un hábito del cual no te podrás deshacer.
7. Sólo eres dura contigo misma
Cuando alguien más se equivoca, te es muy fácil perdonar. Eres amable y compasiva con las demás personas, pero cuando se trata de ti misma todo cambia. Tienes estándares muy altos para ti, casi imposibles de alcanzar y por eso crees que las demás personas merecen ser tratados con amabilidad, pero tú no.
8. La crítica es tu peor enemiga
No es porque seas cerrada y no quieras aceptar sugerencias. Es porque la gente te está diciendo abiertamente cosas que tú ya sabías. La crítica de alguien más, aunque sea constructiva, sólo te reafirma que estás fallando en algo y eso es terrible.
9. No te gusta pedir ayuda, incluso cuando la necesitas
Pedir ayuda te hace sentir débil e incapaz de hacer las cosas por ti misma. Cuando pides ayudas sientes que eres una inútil que no pudiste resolver la situación con tus propios medios. Te gusta sentir que eres capaz de hacer las cosas sin ayuda de nadie.
10. Te sientes mal si tus amigos no están teniendo un buen momento
Aunque no sea tu responsabilidad, tú te sientes responsable de la felicidad de las personas que te rodean. Te preocupa demasiado el bienestar de las personas que te rodean que tomas sus problemas como propios e intentas resolverlos a como de lugar.
11. Odias ser vulnerable
No quieres que las personas sepan que no eres tan fuerte como pareces. Todos saben que eres una persona fuerte y no quieres que nada de eso cambie. Incluso ni siquiera con tu familia y amigos te gusta mostrarte vulnerable.
12. Pedir perdón es algo normal para ti
Todo el tiempo estás pidiendo disculpas, incluso por cosas que no hiciste. A veces pides perdón por el tráfico, por el clima o por cualquier cosa sobre la cual no tienes control. Pedir perdón es parte de tu día a día.
13. No sabes cómo recibir amor
Crees que aún tienes tantos defectos y tantas cosas que mejorar que te es muy difícil creer que alguien te puede amar. Aún cuando alguien lo hace, piensas que sólo es temporal. Siempre vives creyendo que las personas se alejaran de ti cuando se den cuenta de quien en realidad eres.
14. Nunca crees en los cumplidos
Si alguien te felicita por algo, automáticamente piensas que sólo lo hace porque quiere ser agradable contigo y no porque lo sienta.
15. Crees que no mereces el perdón de nadie
Si ofendes a alguien o cometes un pequeño error crees que esa persona nunca te perdonará. Vives con el miedo de cometer un error y perder a una persona importante para ti, crees que si te equivocas las cosas nunca volverán a ser como antes.