La década de los 20 es decisiva en la vida de toda mujer y algunas veces puede ser particularmente dura. Las mujeres tendemos a ser muy exigentes con nosotras mismas y es justo en esa etapa en la que queremos definir quiénes somos y hacia dónde vamos, cuando deberíamos poder confiar más y angustiarnos menos.
Dicho lo anterior, te compartimos 15 cosas por las que necesitas dejar de preocuparte si tienes veintitantos.
1. No tener la menor idea de qué hacer con tu vida
Se espera mucho de nosotras en ésta década: que tengamos el trabajo ideal, la pareja soñada, los hijos perfectos si nos casamos pronto, que vivamos en una casa propia hecha a la medida y tantas otras cosas, sin tener en cuenta si es eso lo que realmente queremos hacer.
Pues bien, nadie tiene cubiertos todos los aspectos de su vida por completo. Seguramente vas muy bien por el camino que has tomado, así que libérate de la preocupación y después de reflexionar sobre tus logros y aciertos, date un poco de crédito y deja que la vida tome su curso.
2. No verte tan fresca como cuando recién cumpliste 20
Casi nadie puede notar la diferencia entre una persona a los 24 y a los 29 basándose sólo en la apariencia. Sí, comienzan a aparecer los primeros signos de que estás dejando atrás los años de juventud temprana, pero eso no significa que seas vieja.
Es un hecho que conforme pasa el tiempo las mujeres adquirimos un encanto especial que sólo viene con las vivencias. Más allá de ese culto a la juventud tan generalizado en estos días, procura tu bienestar físico, mental y espiritual.
3. No tener un cuerpo perfecto
Podemos ser nuestro peor verdugo cuando de la apariencia se trata, porque si no nos criticamos, nos comparamos con otras mujeres. La próxima vez que te venga un ataque de autocrítica, pregúntate: ¿Insultaría de esta forma sobre su apariencia a mi mejor amiga? Lo más probable es que no, en absoluto. Date un respiro y toma un momento para ver qué es lo que sí te gusta de tu persona.
4. No tomar la decisión correcta entre carrera o familia
Todo el tiempo tomamos decisiones, y cuando se trata de nuestro futuro por lo general nunca estamos totalmente seguras de haber elegido lo correcto. Deja de preocuparte y asume con gusto la decisión que tomes: no siempre es cierto que el pasto es más verde en la otra orilla.
5. Ser vista como alguien detestable
En estos días aún es común ver que cuando los hombres son asertivos, ambiciosos y poderosos son celebrados y reverenciados, y cuando una mujer es así, al instante se le reprueba. Desde niñas se nos enseña a estar quietas, ser bonitas y educadas, mientras los chicos llevan la voz cantante.
Deja de preocuparte de que al expresar tus opiniones la gente se haga una idea negativa sobre ti: es tiempo de levantar tu voz.
6. Ya no tener edad para teñirte el cabello de colores divertidos o usar esa playera de unicornio
Cualquiera que te acuse de tratar de verte más joven al hacer esto es porque nos sigue las tendencias de moda muy de cerca. Si mujeres de 30, 40 y hasta 80 años lo están haciendo: ¡Por favor! ¡Corre y hazlo si así lo deseas! En cuanto a la ropa, tú no tienes la culpa que esa maravillosa sudadera de un unicornio vomitando arcoiris no estuviera disponible en tu adolescencia o primeros años de tus 20, ¿no? Es tu derecho usar cuanta playera divertida, corte y tinte exótico quieras sin que nadie te diga que no puedes porque ya no tienes edad.
7. Sobre lo que otros publican en las redes
Todos sabemos que la forma en la que muchas personas retratan su vida en las redes dista mucho de la realidad, y muchas veces cometemos el error de comparar nuestras vidas con esos snapshots editados cuidadosamente. Es fácil darte una vuelta por Instagram y preguntarte por qué tu maquillaje no luce perfecto como el de ella, o cómo es que esas personas tienen tiempo y dinero para comer huevos escalfados en el brunch cada fin de semana.
La verdad es que la inmensa mayoría sólo compartimos la parte positiva y ‘glamorosa’ de las cosas que hacemos, y teñimos de rosa nuestras vidas para nuestros espectadores. Ninguna vida es perfecta, sin importar cuánto filtro le pongas.
8. No estar en la relación perfecta
Como todo lo que tenga que ver con lo humano, las relaciones son imperfectas. No son fáciles, ni sencillas, ni tienen sólo protagonistas hermosos. No hay motivo para compararte con otra pareja ni dejar de disfrutar la relación que tienes ahora. Y si estás soltera, mortificarte pensando que todos tienen pareja excepto tú. Ese es justo el camino seguro y rápido para que termines conformándote con menos de lo que mereces o deseas.
Cada relación tiene sus problemas y luchas a puertas cerradas, y esperar por alguien perfecto es irreal.
9. No saber si siempre harás eso a lo que te dedicas ahora
Carrera, ocupación, oficio, nada está escrito en términos de tu actual situación laboral. Cometer errores y cambiar de parecer es bueno porque te ayuda a reconsiderar tu situación y corregir el rumbo si es necesario. Todos tomamos decisiones de la mejor forma que podemos con los elementos que tenemos en ese momento, y es importante que sepas que tus habilidades son muchas más de las que en realidad crees.
Sentir que debes estar agradecida por el hecho de tener cualquier trabajo, a la larga puede hacerte muy infeliz. Todo mundo cambia de trabajo, y lo importante es que busques algo que te guste, que haga que cada día te levantes con gusto porque harás algo que te apasiona. Por lo demás no te preocupes.
10. No ser como las personas que aparecen en esas listas de “30 menores de 30 que…”
Cuando te acercas a la tercera década de tu vida puede ser frustrante ver esas listas de publicaciones como Forbes en las que aparecen chicos y chicas de tu edad cuyos logros impresionarían a cualquiera. Pero no son súper humanos: también pelean con sus parejas, a veces no tiene dinero para asegurar sus coches (algunos no tienen, de hecho), y es probable que no estén seguros de haber elegido la carrera correcta todo el tiempo. Sus logros son asombrosos, pero hay una razón por la cual no hay una lista de “30 menores de 30 que ya la hicieron en la vida”: porque nadie estaría en ella.
11. Cerrar círculos
Tener el corazón destrozado implica un complicado y desesperado set de emociones, y después de un rompimiento, todo mundo te dice que tienes que cerrar ese círculo. Sin embargo, a veces es mejor aceptar que ‘cerrar’ es un concepto intangible, muy parecido al de tener ‘corazón destrozado’, y por lo tanto no siempre es algo que puedas buscar de una forma determinada. Esto no significa que evadas, sino que muchas veces en ese afán de cerrar una relación importante, te expones a revivir una y otra vez momentos que ahora quedaron atrás, y la posibilidad de un rechazo empeoraría la situación.
Trascender una relación es difícil. A veces la forma de superarlo es tomar el tiempo necesario para procesarlo, enfocarte en cosas que ames y tener la certeza de que con el tiempo esa persona dejará de ser el centro de tus pensamientos.
12. Preguntarte si realmente le importas a esa persona
Con todo lo que ya sabemos sobre las relaciones y sus peculiaridades, deberíamos estar claras sobre lo que significa gustarle o no a alguien. Ni siquiera debería ser tema de debate. Las personas quieren pasar tiempo contigo o no, así de simple es. Nadie con quien valga la pena estar se niega a encontrar tiempo para verte, o te provoca ansiedad. La ruta que cada persona toma para adentrarse en una relación nunca es igual a la de otro, pero siempre es importante que ambas partes se sientan valoradas.
13. No superar tus inseguridades antes de los 30
Muchas personas dicen que los 30 son muchísimo más fáciles que los 20, y probablemente es cierto en algunas cosas, pero: ¿te digo algo? No hay cura mágica. Lo que puedes hacer (y esto es para toda la vida) es trabajar contigo misma en amarte, en sentirte cómoda en tu propia piel y saber que aunque no eres perfecta, eres perfectible. La inseguridad siempre estará rondando tu puerta, y depende de ti dejarte llevar por ella o enfocarte en tus fortalezas.
14. Despedirte de malas amistades
Darte cuenta de que una amistad ya no tiene lugar en tu vida, sin importar la razón, puede ser muy doloroso. Separarse después de años de amistad es una de las experiencias más duras que vivimos, pero muchas veces es necesario para dejar de arrastrar situaciones pasadas que ya no tiene sentido prolongar porque ya no aportan nada a tu vida.
Conforme vamos creciendo, nos damos cuenta de que tenemos la habilidad de rodearnos de quienes elijamos, sin ninguna obligación más que el placer de estar y compartir. Los amigos apoyan y hacen de éste un lugar mucho mejor para vivir. Si alguien ya no representa eso para ti, no hay nada malo en agradecer, separarte y seguir adelante.
15. Envejecer
Con el paso del tiempo las cosas cambian, y ser lo que se espera que seas puede ser atemorizante. Cuando eres niña asumes que a los 25 tendrás una carrera increíble y ya estarás casada y planeando cuántos hijos tendrás. Ahora que los tienes todo sucede mucho más rápido de lo que imaginaste y ese escenario no podría ser más lejano. Los cambios cuestan y abruman, y a veces son muy tristes, pero también pueden ser emocionantes. Habrá momentos en tu vida que lleguen sin que sepas cómo o de dónde, que te sorprenderán; otros te conmocionarán y algunos más te enriquecerán de formas impensables tu vida.
A veces lo mejor de la vida son las sorpresas. A medida que envejeces te conoces mejor, y estar abierto a las posibilidades es muy bueno. Lo has hecho bien hasta ahora, ¡vas a estar bien!