A todas nos regalan consejos (muy útiles) sobre la forma de vivir nuestras vidas: cómo conseguir un trabajo perfecto, cómo terminar una relación fallida, cómo aprovechar nuestro tiempo, etcétera, pero a veces es importante dar un paso atrás y reconsiderar los hábitos que nos han sido tan profundamente inculcados que apenas nos damos cuenta de que están ahí.
Como mujeres, aprendemos muchos hábitos que no necesariamente corresponden a una mentalidad sana. Tal vez la vida no se trata de encontrar un marido, establecernos y tener hijos; o de que los amigos de la infancia duren toda la vida. El hecho de que algunos hábitos sean regularmente aceptados no siempre significa que son buenos para nosotros ni para las otras mujeres.
1. Dejen de atacarse entre ustedes
¿Por qué sentimos la necesidad de juzgar a alguien por hacer algo diferente o mejor que nosotros? Tenemos que deshacernos de la idea de que podemos tener éxito si los otros fallan. Señalar los defectos de otras mujeres no nos hará mejores. Deja de odiarlas, si las conoces o no, por lo que llevan puesto, por la persona con quien salen, por lo que dijeron o no.
Las mujeres tenemos suficiente carácter para hacer frente y desafiar las normas sexistas. No deberíamos estar en contra de nuestro mismo género.
2. Que la vida no gire al rededor de los hombres
Claro, los chicos son geniales, pero no son el único propósito de nuestra existencia. Hay muchas cosas que puedes hacer –con tus amigos, con tu familia, contigo misma– que no implican estar con chicos o llamar su atención. No fuiste enviada a la tierra para encontrar a un hombre. Sí, es una gran ventaja si lo haces, pero existen otros elementos necesarios para disfrutar tu vida.
3. No todo se trata de ti
Todos tenemos problemas. Todos tenemos distintas emociones. Todos somos el “simplemente no puedo”. Pero no hace falta que todos se enteren.
Es crucial, por el bien de tus amistades, ponerle fin a todas las historias en las que te sentiste de la misma manera. Pregúntate si sólo querías una razón para que la conversación girara en torno a ti. A medida que crecemos, tenemos cada vez menos amigos verdaderos, así que asegúrate de demostrarles lo mucho que significan para ti e interesarte por su vida antes que informarles sobre la tuya.
4. Deja de buscar la aprobación de otras personas (especialmente a través de las redes sociales)
Aunque les hayas asegurado a los demás que te daba igual lo que “la gente” pensara de ti, te importa, y ellos lo saben. Es raro que alguien realmente pueda decir esas palabras.
Para nuestra generación las redes sociales se han convertido en un constante “mírame”. Es totalmente válido publicar una selfie (no decenas de ellas), pero estar pendiente de la cantidad de “me gusta” y “retweets” que obtienes por tus fotos y frases es algo completamente diferente. Trabaja para sentirte cómoda y hermosa.
5. Deja de quejarte
Sí, sabemos que la universidad –y la vida– es difícil, pero resulta que estas ahí. Lo malo es que tienes tan pocos problemas que aún tienes tiempo de analizarlos. En realidad, tienes una buena vida, ¿sabes cómo lo sé? Porque puedes leer artículos como éste sólo por gusto, probablemente desde tu smartphone, deslizando la pantalla con tus uñas a las que recién pintaste.
La vida es cruel a veces y es humano quejarse de vez en cuando. El hecho de que hay gente muriendo de hambre en otros países no significa que debes tener siempre una sonrisa para agradecer por lo que tienes: puedes lamentarte, pero con moderación, no sólo por el bien de tu familia y amigos, sino por el tuyo también. Te sorprenderás de lo que pasa cuando comienzas a enfocarte más en lo bueno y menos en lo malo. Piensas que te quejas menos de lo que crees. (Todos lo hacemos)
6. Deja de aferrarte a tu ex
¿Estás harta de volver de nuevo con él y hacerte daño en repetidas ocasiones? Bien, ¿sabes quién está aún más cansado de ello? Tus amigas. Tus amigos, incluso. Todos ellos pueden ver muy claramente lo que debes hacer, sin embargo, tú no puedes decidirte. Así que, ten cuidado cuando te rebelas contra sus consejos y luego les llamas gritando por millonésima vez y ellos tienen que sentarse a escuchar y morderse la lengua para no decirte ¡te lo dije!
Es una locura que creamos en las palabras que salen de la boca de nuestro ex pero rechacemos el consejo de amigos que realmente nos quieren y se preocupan por nosotros.
7. Estar “en onda” o hacerte la ingenua
No trates de ser cualquier chica que no sea la que está en tu corazón.
¡Sorpresa! Si el fútbol no te gusta realmente, los chicos que son aficionados lo sabrán (y así en cualquier otro asunto en el que “pretendas” interesarte). Por otro lado, si haces tu voz de ingenua para pedirles ayuda para abrir una tapa o lo que sea, no siempre te verás linda sino como una chica inútil. La gente quiere estar con personas con las que se sientan cómodas y confiadas.
8. Deja de tener emociones exageradas y vivir en el drama
Sí, el llanto dramático puede ser un poco excesivo. El drama, en general, lo es, porque nuestra vida no debe convertirse en una telenovela. Es cierto que las mujeres somos criaturas emocionales, pero tenemos que dejar de actuar como si perfeccionarnos en la materia fuera algo positivo. Está bien sentir y estar en sintonía con nuestras emociones, pero hay un tiempo y un lugar adecuados.
Mantén la cordura y no la pierdas en un segundo. Ser emocional es molesto a veces, y dejar de serlo es saludable.