La dignidad es ese sentimiento de autorrespeto y valor que nos damos, cada vez que alguien intenta rebajarnos o hacernos sentir mal. Es entonces cuando sacamos lo mejor de nosotros, comprendemos que no merecemos esa clase de trato y nos alejamos sin dar cabida a un nuevo insulto.
Ya sea en una relación de pareja o en cualquier otro tipo de relaciones, la dignidad debe estar presente para darnos cuenta hasta donde somos capaces de soportar. Todos tenemos una ética personal que no debemos poner en venta, ni permitir que nadie sobrepase los límites.
El amor que nos profesamos a nosotros mismos dará la pauta para el trato que recibamos de los demás; así como respetemos nuestra individualidad, será el parámetro para las demás personas. No debemos dejarnos humillar, ni rebajar nuestro valor por un amor que tal vez no es lo que en realidad necesitamos.
Merecemos un trato amable por parte de nuestra pareja. Cada vez que alguien traspasa ese límite, deja al descubierto sus verdaderas intenciones y es en ese justo momento en el que debemos poner un alto. No es orgullo, es el enemigo de las relaciones que actúa desde la oscuridad: se especializa en construir muros entre dos seres que se aman y llena de desdén y arrogancia a las personas. Es la mascara de una autoestima nula.
La diferencia entre dignidad y orgullo radica en la justicia de los sentimientos, nunca los confundas. Si en un momento dado, tu pareja te ofende o te agrede, esta anulando tu dignidad, no esperes más para alejarte de esa persona.
El orgullo es una venda en los ojos que no nos permite ver las cosas buenas, se disfraza de amor propio, pero en realidad es un sentimiento de victima que rebaja la magnificencia de tu ser.
En un amor sano no cabe la resignación, no podemos hacer todo por el ser amado, no podemos ser su sombra, debemos de buscar nuestro propio sol.
No debemos de sacrificar nuestra esencia o caer en la mediocridad en el amor, no esta bien permitir que se vuelva ciego, ni usar el estandarte de que “el amor todo lo puede”. No podemos jugar con nuestra existencia, recuerda que todo tiene un límite y tú eres quien lo impone.