Es muy común escuchar en todas partes a personas decir que odian a todos, pero ¿sabes?: entre más años cumples, esa afirmación se vuelve real. Con el paso del tiempo tu círculo de amistades será más selecto y al mismo tiempo te acercarás más a la familia, porque la verdad será muy difícil que siquiera soportes a alguien más.
Hace algunos años tenía muchísimos conocidos y era una especie de mariposa social; encontraba nuevos amigos en cada lugar al que acudía y nunca me mostraba tímida. También era mucho más confiada con personas a quienes consideraba como parte de mi familia, porque creía que siempre estarían ahí para mí. Pero el tiempo pasó y después de la universidad llegó la vida laboral y, como es de imaginarse, las cosas cambiaron. Cada uno de mis amigos cercanos se alejó, aquellos en quienes confiaba me hicieron a un lado y simplemente salieron de mi vida.
Claro que no puedo culpar a los demás de mi falta de amigos, porque obviamente yo jugué un papel crítico en el deterioro de esas amistades, pero aún así me sentía muy mal. Fue como si yo hiciera un gran esfuerzo en dar todo y no recibiera en la misma medida. Cuando dejé de hacerlo, muchos simplemente se fueron. Así es como llegué a la conclusión de que entre más grande eres, se complica más hacer amigos porque te das cuenta que en realidad odias a todos. Y está bien.
Entre más grande, estás menos dispuesta a aceptar estupideces
Cuando eres joven, sólo quieres ser amigo de todo mundo y te importa mucho lo que la gente piensa de ti. Y por eso haces muchas cosas autodestructivas de las que después te arrepientes, sólo para sentir que perteneces a un grupo. Eso te hace más susceptible a tener amistades tóxicas, porque aún no tienes las herramientas para reconocer las señales cuando alguien pasa por encima tuyo. A medida que creces, estás menos dispuesta a lidiar con eso. Si alguien no hace el esfuerzo por mantener la amistad se puede ir al carajo. Así de sencillo.
Entre más grande, te preocupa menos hacer nuevos amigos
Cuando llegas a cierta edad, hacer nuevos amigos deja de ser algo que te interese, porque ya pasaste por esa etapa y tuviste experiencias muy buenas; otras no tanto y algunas que no vale la pena recordar. Llegas al punto en el que tu familia y tus amigos cercanos son lo único que necesitas y no por ello dejas de ser amigable y salir con más personas. Simplemente no te interesa estar buscando nuevos amigos porque prefieres mantener fuertes las relaciones significativas que tienes ahora.
Entre más grande, dejas de confiar tan fácil
Cuando eres pequeña, esperas que las personas tengan tan buenas intenciones como tú y confías en ellas con el corazón. Cuando eres más grande comienzas a ver la verdad: la mayoría de las personas siempre verá su propio beneficio antes que el tuyo. Y me di cuenta de que era verdad cuando veía a muchos de mis amigos alejarse con mucha facilidad. Ese fue un cruel despertar, aunque también fue una experiencia que me hizo ser más fuerte y valorar a quienes decidieron quedarse.
Entre más grande, dejas de poner a todos antes que a ti
Cuando dejas de estar pendiente de los demás y comienzas a amarte realmente, es cuando tu vida mejora completamente. Dejas de hacer cosas por complacer a otros y comienzas a hacer lo que te satisface. Entre más grande eres, dejas de buscar amistades inseparables; en su lugar, comienzas a mejorar tu persona. Las personas pueden irse de tu vida; tú no.