Nos conocimos hace ya bastantes años, pero desde la primera vez que nuestros ojos se miraron fijamente, nació una conexión indestructible. Yo no recuerdo ese momento, pero sé que tú jamás lo olvidarás.
Me has contado que nos vimos en el elevador del hospital, yo tenía tan sólo unos minutos de haber nacido y me llevaban a los cuneros mientras mamá se recuperaba. Tú no quisiste abandonarme, acompañaste a los doctores y te cercioraste de que tuviera los mejores tratos. Desde entonces no has dejado de protegerme, siempre te has preocupado porque mi vida sea la mejor.
Años atrás ya habías criado a mis hermanos, pero ahora era el momento de criar a la más pequeña, a tu princesa. A pesar de que los años han pasado, sigo siendo tu princesa, y siempre lo seré.
Nuestra relación siempre ha sido un poco complicada, no porque seas mal padre o yo mala hija, simplemente vivimos una lucha diaria de voluntades. Mi madre dice que es porque somos completamente iguales: enojones, duros, tercos. Pero también somos leales, comprensivos. cariñosos, y en verdad amo ser igual a ti papá.
Mis tiempos de adolescente fueron más difíciles que cualquier otro. Discutíamos frecuentemente y yo no podía entender por qué eras tan cruel conmigo, ahora entiendo que no lo eras, sólo tratabas de llevarme por el mejor camino. Fuiste un padre celoso, exigente, estricto, sobreprotector. No entendía porque jamás me dejabas salir de noche con mis amigas, debo confesar que hasta llegue a creer que te odiaba. Pero ahora comprendo todo, de no haber sido así, no sé qué sería de mí.
Gracias padre por haberme exigido tanto, por haber estado al pendiente de mis calificaciones, gracias a eso pude terminar una carrera y ahora soy exitosa en mi trabajo. Gracias por inculcarme los valores del respeto, la dignidad, la humildad y muchos otros. Gracias por enseñarme a amarme a mí misma antes que a cualquier otro ser.
No eres perfecto, nadie lo es, pero aún así eres mi héroe, eres mi ejemplo a seguir. Un hombre honrado, bueno, trabajador, que ha hecho todo lo posible por darle la mejor vida a su familia, por hacer feliz a su esposa y a sus hijos. ¡Eres mi gran orgullo papá!
El tiempo ha pasado rápido y ni cuenta me he dado. Ya no eres aquel hombre indestructible que creía que eras cuando era pequeña, ahora sé que eres humano, y eso me hace admirarte aún más. Ahora valoro cada una de tus enseñanzas, entiendo cada uno de tus regaños, disfruto de tu compañía, de tus consejos, hasta de tus reglas que aún me estableces para hacer de mí una mujer de bien.
Gracias a ti sé con certeza la clase de hombre que quiero a mi lado. Quiero un hombre fuerte, trabajador, inteligente, valiente; quiero que ese hombre sea como tú papá, porque entonces sé que mis hijos serán los seres más felices y se convertirán en personas de bien. Tú me has enseñado lo que valgo como mujer, y sé que no cualquiera merece estar a mi lado, sé que nadie tiene el derecho de lastimarme. Quiero un hombre que me ame como tú me has amado.
Tal vez lo encuentre pronto y tenga que irme de tu lado papá, pero ten por seguro que el amor que siento por ti será infinito, y que ningún hombre ocupará tu lugar. Tú eres mi primera amor, eres mi papá.