No todos hemos tenido el privilegio de pasar nuestra infancia junto a los abuelos (al menos junto a uno de ellos). Esos primero años de nuestra vida, desde que apenas caminamos hasta quizá la secundaria, estarán llenos de memorias y recuerdos únicos que perdurarán toda nuestra vida.
A quienes los conocimos, convivir con nuestros abuelos no sólo nos ofreció un lugar a donde escapar de casa los fines de semana o las vacaciones para ser consentidos, escuchar historias, hacer lo no permitido por nuestros padres, en fin, tantas cosas que constituyen una huella y que forman parte de lo que hoy somos. Si conociste al menos a alguno de tus abuelos:
1. Creciste escuchando sobre cosas de otras épocas
2. Y disfrutando todas las historias que tenían para contarte
3. Sus abrazos y muestras de afecto era algo que amabas
(Y lo sigues haciendo… o lo extrañas)
4. Aprendiste que con los años uno se vuelve genial
5. Y que quisieras ser de grande como fueron ellos
6. Considerabas su comida como la mejor del mundo
7. Especialmente tus platillos favoritos, que te esperaban en su mesa
8. Cuando creciste, sabías que acudir a ellos te subiría el ánimo
9. Porque siempre tenían las palabras perfectas para ti
10. Sin importar el paso de los años, te seguirás sintiendo como esa niña o ese niño que descubrió una parte del mundo a su lado
No importa si tus abuelos no están ya contigo físicamente. Te acompañan con su recuerdo y su amor que perdura dentro de ti a través de las lecciones que te enseñaron y cosas que te contaron que nunca olvidarás.
Muchos de nosotros esperamos llegar a ser una abuela o un abuelo tan genial como lo fueron ellos.