Los padres son, al igual que las madres, la figura más importante que cualquier niña o niño puedan tener. Desde pequeñas, nuestro padre se convierte en el superhéroe número uno. Mientras crecemos nos enseña el verdadero significado de la vida, y nos ayuda a enfrentarnos a dragones aún siendo princesas. De hecho, si no fuera por él quizá no seríamos fuertes y valientes.
Quienes tienen la fortuna de haber crecido junto a su padre entenderán cuando digo que el lazo entre ambos es prácticamente indestructible. Estas son 7 lecciones que mi amado padre me enseñó como nadie más podría haberlo hecho.
1. Las cosas no llegan fácilmente
A veces ofrecer una disculpa no te hace obtener el perdón de forma rápida. Mi padre me enseñó que el perdón no solo es una palabra, también se tiene que demostrar con acciones.
2. Nadie es más fuerte que tú
Sí, afortunadamente tuve un padre que siempre quería hablar conmigo sobre cualquier cosa, especialmente si sentía miedo. Recuerdo que siempre me preguntaba “¿te defendiste?”, y si mi respuesta era un no, aprendía una gran lección acerca del valor y la fortaleza de enfrentar mis miedos.
3. Eres tu propio héroe
De niña mi papá me puso a prueba muchas veces y lo mejor que pude aprender es que él no podría estar en todas partes para ayudarme. Desde ese momento me di cuenta de que mi padre solo quería que fuera valiente, que me defendiera y que fuera mi propio héroe.
4. Respeta a quien te respete
La única cosa que mi padre mi pidió cuando hablaba con los demás era que demostrara respeto. Él siempre me dijo que, independientemente de la edad, sexo o religión, siempre hay que tratar con respeto a las personas, algo así como: respeta para que seas respetada.
5. Siente amor por ti misma
Aún recuerdo cómo me molestaba tener una nariz grande, pero él siempre me dijo que si yo no me amaba los demás jamás podrían amarme.
6. Sé lo que quieras ser
Era muy común que él me dijera esta frase cuando me sentía abrumada por la carrera que elegí. Mi padre siempre me dijo que siguiera mi corazón. Para él, la vida era una elección y uno debía elegir qué papel representar en ella.
7. Eres poderosa
Soy feminista gracias a mi padre, así que me siento orgullosa de llevarlo en los genes. Para él, mi hermano y yo siempre fuimos iguales, y si alguna vez había un regaño en casa por algo, la regla se aplicaba para los dos. Él creía que vivimos en un mundo en donde la mujer es igual de poderosa que un hombre, y me alegro de que me criara de la misma forma.