Quien tiene una hermana sabe que no existe un amor más puro e incondicional que el que ella brinda. Crecer con hermanas te hace fuerte, sensible y además te da una mejor amiga para toda la vida, solo tienes que pensarlo así: ella es tu confidente, tu pañuelo de lágrimas y la razón número uno por la que tu guardarropa se ha quedado con la mitad de las prendas que solía tener… espera, ¡¿qué?!
Sí, entre tantas experiencias que pueden vivir juntas, probablemente la que causa más peleas, conflictos y disgustos es cuando alguna de las dos roba la ropa de la otra; después de todo, es una situación inevitable, ¿cierto? Aun así, hay algo bueno que se puede rescatar de todo esto y tiene que ver con varias lecciones de moda.
1. No siempre llevas el look perfecto
Seamos honestas, esto te sucedió alguna vez: pensaste en el atuendo perfecto, incluso hiciste combinaciones de ropa hasta que finalmente diste con el look indicado; lo acomodaste sobre tu tocador y deseaste que fuera el día siguiente para poder lucirlo, pero… ¡oh sorpresa! Por la mañana había desaparecido; sí, tu hermana robo tu look. Pero gracias a esto te diste a la tarea de buscar uno nuevo y el resultado fue mejor de lo que esperabas. Claro, tu hermana jamás sabrá esto.
2. El juez de tu vestuario es tu hermana
Ella es la que tiene la última palabra cuando se trata de tu atuendo. Tu hermana es la única persona capaz de contestar con sinceridad cuando le preguntas si esos colores te favorecen o si te ves un poquito gorda, y es que entre ustedes no existen los filtros. De esta manera es como has logrado robar las miradas en cualquier lugar al que vas.
3. Pasaron por la etapa de ser “gemelas”
Todas las mamás que tienen hijas pasaron por la etapa en la que las vistieron como gemelas cuando eran pequeñas, aunque no lo fueran. Cuando quieres olvidar esos días, tienes que admitir que, en ocasiones, ambas han revivido esa época. Es extraño, pero sus armarios se empiezan a sincronizar de la nada y, a veces, ambas lucen perfectas.
4. Las peleas las han enseñado a compartir
La mayoría de las peleas entre hermanas ocurre por una simple razón: el robo de prendas. Pero después de la calma y advertirse que no deben tocar la ropa de la otra, ambas han aprendido la gran lección de compartir. Sí, porque a pesar de todo saben que si una es feliz, la otra también lo es.
5. Las compras pueden resultar un gran ahorro
Salir de compras junto a tu hermana te garantiza una gran cantidad de ahorro de dinero. Al tener gustos tan parecidos, es inevitable escoger prendas similares, así que al momento de ir a la caja para pagar lo mejor que pueden hacer es elegir cuál llevará cada una para después compartirla. De esta manera logran un ahorro muy grande y lo mejor es que ese dinero puede ser destinado para salir de vacaciones juntas.