Toda chica que ha perdido un abuelo o abuela, puede entender ese sentimiento de que su muerte no representa un vacío emocional sobre su recuerdo; permanecen vivos en la memoria de quienes más los piensan, y su espíritu sigue latente en la vida de la familia que los amó y cuidó hasta el último momento.
Es entonces cuando se vuelven invisibles y compañeros en el camino para toda la vida.
Los abuelos no se van, son seres de amor que caminan a tu ritmo
Cuando fallecen los abuelos, por lo general es la primera despedida dura de superar durante la juventud. Algunas los perdimos desde la infancia, otras aún lograron convivir con ellos parte de su adolescencia, pero de lo que jamás escaparemos será de verlos partir en algún momento.
Según los psicopedagogos, cuando eres chica y te enfrentas a la despedida de un ser querido, es importante tener en claro toda la situación. Los padres deben evitar usar analogías para expresar la muerte de un familiar. Frases como “tu abuelo duerme en una estrella” o “la abuela está en el cielo”, alimentan una fantasía errónea en la cabeza de los más chicos.
Por más dura que la realidad sea, es vital que todo niño o niña viva un desenlace con sus abuelos durante sus últimos días. Lo mejor es explicar, de manera concreta y sin metáforas, el hecho de que ellos no van a regresar, aunque de manera espiritual estén siempre en nuestro corazón.
Tus abuelos siempre estarán presentes en tu vida: el día de tu graduación, en tu boda y cuando nazca tu primer hijo, ellos estarán ahí, a tu lado, recordándote cuán orgullosos están de ti y asegurándose de que sigas sus pasos y hagas de tu vida un modelo ejemplar para quienes vienen después de ti.
Eso es lo que más importa en tu árbol genealógico, la sabiduría que pasa de generación en generación. Por eso, cuando eras chica, tus abuelos te pedían que no fueras tan rápido en la vida, que caminaras despacio y a tu ritmo, tal vez para que admiraras con más detenimiento lo bello de los silencios y la maravilla de respirar profundo.
Es probable que su lenguaje haya marcado por siempre tu vida, aquel que consistía en fuertes abrazos, cariños y sonrisas llenas de complicidad, cuando solo con alguno de ellos podías cometer una travesura y solo una mirada los podría delatar.
Sin importar cuantos años teníamos cuando perdimos a nuestros abuelos, siempre habrá una tristeza escondida en el corazón, y el deseo de ver otra vez esa sonrisa. Así que justo ahora, que estás pensando en ellos, dales un fuerte abrazo espiritual y déjalos gozar de la otra vida; no te preocupes más, ellos ahora son invisibles y siempre caminarán a tu lado.