Bendita infancia, qué divertido es ser niño o niña, pues juegas todo el tiempo, si tienes hambre, solo pides y te dan de comer, no te estresas por trabajo ni te atormenta llegar a los 30 años, es más, hasta lo deseas. Crees que a los 25 años tendrás el trabajo de tus sueños, un coche, que viajarás y que vivirás en un depa increíble, con gastos, que ,obvio, podrás solventar. ¡Queremos vivir ese hermoso sueño! No, el de la vida adulta, no, el de ser niñas otra vez. Pero antes de que esto se convierta en una proyección, debemos explicar por qué.
Para empezar, cuando somos niños, cualquier ocurrencia y travesura no pasa del regaño y, enseguida, a la risa de los adultos. Hasta se queda como la divertida anécdota que cuentan y contarán para siempre. Así como la experiencia que vivieron estos padres con su hijo. Caz Owen y Aron Akhtar, de Glastonbury, Reino Unido, fueron a una tienda de electrodomésticos, veían todo como un día normal y familiar cuando de pronto su pequeño se sentó en el inodoro de exhibición y empezó a ¡hacer sus necesidades!
Claro que la tienda tenía baño para los clientes, pero en la inocencia del niño, este pensó que el de muestra estaba en servicio. La mamá corrió por toallitas húmedas mientras el papá intentó detenerlo. Sin embargo, ya era tarde, el niño ya había hecho… lo que tenía que hacer. Cuando la madre volvió, se dio cuenta de que uno de los empleados moría de la risa, y no es para menos, por lo que también ella prefirió tomar la travesura con humor.
Por supuesto que los papis tuvieron que limpiar y dejarlo, ahora sí, como nuevo. Aunque fue muy bochornoso, no perdieron la oportunidad de tomar una foto para después compartirla en sus redes sociales.
Con esta historia comprobamos que la anécdota es lo que llevaremos por siempre y que por más regaños que te den, tus papás están dispuestos a ayudarte a limpiar tu desorden.