Ser joven es una de las etapas más grandiosas de la vida, es un momento en el que podemos tener cualquier tipo de experiencia, donde se desborda nuestra energía y entusiasmo por conocer al mundo. Es una época en la que somos imparables. Queremos romper todas las reglas, deseamos ver las partes más profundas de la libertad. ¡Queremos conquistar al mundo entero!
La lucha más constante que tenemos surge en contra de nuestros padres, ellos simplemente no entiende que deseamos vivir plenamente, hasta que nos brindan las mejores lecciones de vida con sus propias experiencias.
Reiko, una chica japonesa que al igual que muchos de nosotros vivió una juventud de rebeldía. Por lo tanto, su padre le dio una valiosa lección sin cortar su deseo de libertad.
Esta es su historia:
Cuando yo era más joven era un poco rebelde. Salía con algunos chicos “malos” e hice algunas cosas estúpidas, pero nada que me hiciera arrepentirme por el resto de mi vida. Cuando por fin tuve edad suficiente para beber alcohol, mis padres comenzaron a preocuparse por mí, no sabían que hacer. Ellos sabían que sus palabras no me importaban; de todas formas terminaría haciendo lo que quisiera, así que nos encontrábamos en un gran dilema.
Finalmente un día mi papá me dijo esto:
-Hey Reiko, vamos a beber juntos, te llevaré a donde quieras y podrás pedir lo que desees. Podemos salir a algunos lugares lujosos. La pasaremos genial
Como cualquier joven que es invitado a beber por sus padres, me sentí abrumada, yo realmente no quería ir. Pero, al mismo tiempo yo quería saber cómo era la vida nocturna. Así que salimos sólo mi papá y yo. Una vez que estuvimos en la ciudad, me dijo esto:
-¡Reiko, bebe lo que tu quieras. Bebe hasta que no puedas más. No te preocupes, me aseguraré de que lleguemos bien a casa. Siéntete libre de volverte loca!
Era muy extraño escuchar que mi papá dijera: “bebe todo lo que quieras”, yo pensaba: “¿Mamá se molestará conmigo si llegó a casa ebria? Pero en realidad eso no me preocupaba demasiado. Ya había llegado hasta aquí y papá dijo que podía hacer lo que quisiera, así que decidí aprovechar al máximo la oportunidad.
La primera parada: Un restaurante de carne a la parrilla
La chica que nos condujo a la mesa pensó que yo era la nueva novia de papá. Él estaba contento de jugar un poco con la mente de la mesera.
La segunda parada: Un club nocturno
Obtuve algunas bebidas, y la gente seguía pensando que yo era la nueva novia de papá.
La tercera parada: Un bar de sushi
El chef era agradable y tenia una pizca de celos cuando hablaba con mi padre. Dijo que para los padres salir con sus hijos, como él lo hacía conmigo, era como un sueño hecho realidad. Mi padre estaba muy emocionado y me animó a seguir comiendo y bebiendo, esta era una oportunidad única para los dos.
La cuarta parada: un bar
No recuerdo mucho de ese lugar. Realmente no recuerdo de lo que hablamos, mucho menos de lo que bebí.
La quinta parada: Un “snack” bar
No recuerdo nada: Estoy bastante segura de que me desplomé sobre la barra
Después de eso, papá llamó un taxi y fuimos a casa. Recuerdo que recupere brevemente la consciencia durante el viaje a casa y le dije a papá: “Oh wow. Lo siento papá. Estoy un poco borracha”, y él dijo: “Está bien. duerme”
A la mañana siguiente, cuando desperté, me sentí horrible
No sólo por la resaca, también por la vergüenza de haber bebido tanto la noche anterior frente a mi padre. Yo realmente no quería enfrentarme a él después de la forma en la que me comporté la noche anterior. Cuando fui a la sala de estar, papá ya se había ido. Mi mamá me dio una nota que mi padre había escrito para mí.
Decía esto:
“Para Reiko: ayer por la noche fue muy divertido. Deberíamos hacerlo de nuevo en algún momento. Pero, ¿sabes lo mucho que bebiste la noche anterior, hasta quedar en un estado tan atontado? Tú sólo habías tomado dos cervezas y cinco chuhai. Ese es tu “limite”. Así que a partir de ahora, cuando vayas a beber con algunos amigos, asegúrate de que parar antes de llegar a ese “limite”. El mundo tiene algunas personas malas también, y algunos de ellos sólo querrán aprovecharse de ti. No puedo estar a tu lado todo el tiempo para poder protegerte, así que por eso salimos anoche, para que puedas conocer tus propios límites y protegerte. Sé que puedes hacerlo. Con amor papá”.
Después de leer la nota me puse a comer mi desayuno entre lágrimas. Mamá me dijo que ella y papá habían estado preocupados por mi durante algún tiempo.
Y en lugar de que me prohibieran sobre las cosas que yo haría de todos modos, papá decidió enseñarme a cuidar de mí misma.
Por eso te doy gracias papá, porque me enseñaste a poner un “límite”. Nunca he tenido un problema con el alcohol. Gracias por enseñarme a beber con mis amigos y a nunca salir herida. Gracias por lo que me enseñaste.
Yo soy lo que soy hoy en día gracias a ti, papá. Y no puedo agradecerte lo suficiente.