No importa que hayan pasado años desde que no estás. No importa que las personas que actualmente están en mi vida no te conocieron. Todo el tiempo pienso en ti. Quisiera vivir en un mundo paralelo en donde las cosas sean diferentes, en donde tu estés aquí.
¿Sabes qué pasaría en ese mundo? Si estuviéramos juntos ahí, disfrutaríamos de las fiestas familiares y me sentaría contigo a ver ese juego de fútbol en el que tanto gritabas. Y ¿por qué no?, cantaríamos esa tonta canción que suena una y otra vez en la radio.
Si estuvieras ahí, no tendría este tatuaje que adorna mi cuerpo. Festejaríamos tu cumpleaños y compartimos ese pastel de chocolate que tantas veces comimos en una sentada con una sola cuchara; ese día en particular no lo pasaría llorando, preguntando por qué no estás.
Si estuvieras ahí, serías la persona a quien llamaría cuando necesitara ir a algún lado. Pero también sé qué pasaría si estuvieras ahí: me dirías lo irresponsable que fui y me harías sentir como chinche porque te importo, porque están orgullosos de la persona en la que me he convertido.
Los buenos recuerdos serían solo eso; no tendría que tratar de dejarlos atrás para no sentirme lastimada cada vez que llegan. Y aunque no te gustara, serías la persona a la que le presentaría mi novio para que me avergonzaras contándole todas mis travesuras infantiles.
Si estuvieras ahí, pensaría dos veces cómo decirte que me caso y tú serías la persona que me tomaría del brazo y me llevaría al altar, con quien bailaría la primera pieza del baile y quien advertiría a mi nuevo esposo que me cuide.
Si estuvieras ahí, hablaríamos por teléfono o nos enviaríamos mensaje, aunque sólo fuera para decir “hola, que tengas un buen día”. No tendría que tratar de hablar contigo a través de oraciones o través de mis sueños; mucho menos miraría al firmamento para saber en cuál estrella te habrás convertido para poder verte.
Si estuvieras ahí, no me habría alejado de amistades o personas que me recuerdan a ti; no estaría preocupada por perder a alguien de nuevo, alguien que me importa tanto. Pero, ¿sabes?, así como el hubiera, el estuviera tampoco existe; no viví contigo cada día como si fuera el último y sólo ahora comprendo que mientras estoy aquí, cada momento con las personas que me importan, serán esos recuerdos que no querré olvidar o perder cuando ya no estén. No dejaré de extrañarte y de agradecer lo mucho que me enseñaste cuando estabas aquí y las lecciones que sigo aprendiendo ahora que no estás.