Un estudio de la Universidad de Chicago, en EE. UU., encontró que en una relación humana no solo el contacto físico tiene un papel importante: la voz es también una pieza fundamental.
Para llegar a esa conclusión se analizó a 61 niñas entre los siete y 12 años de edad junto con sus mamás. El grupo se dividió en tres: en el primero las madres llamaron a sus hijas por teléfono; en el segundo les dieron un abrazo; en el tercero las niñas vieron una película neutra sin contacto con sus progenitoras.
Los resultados arrojaron que en los primeros dos grupos hubo un aumento de oxitocina (una de las llamadas “hormonas de la felicidad”), mientras que en el tercero no se generó cambio alguno. El experimento comprobó que los oídos de las niñas, al escuchar la voz de sus madres, envían estímulos al cerebro semejantes a los que se generan que cuando las abrazan.
De acuerdo con los resultados, la distancia que separa a madres e hijas se acorta -realmente- a través de una llamada, es como abrazar con la voz.