Tener veinte años no se trata de ser irresponsable y vivir día tras día de fiesta. Simplemente hay que vivir tu juventud de manera responsable, alejándote de los excesos y disfrutando lo genial que es estar joven, tener menos responsabilidades y libertad para hacer muchísimas cosas. Evitar hábitos dañinos como los que te presentamos a continuación.
1. Estar en una fiesta hasta las 4 de la mañana un martes porque tus amigos lo hacen
Esta es casi una ley en contra de este tipo de salidas: no sucede nada bueno después de las 2 de la mañana.
En algún momento te darás cuenta de que lo mejor es sólo ir a casa, porque es mejor sentirte descansada y relajada en la escuela o el trabajo, en lugar de sentir que todo lo que quieres hacer es pudrirte bajo tu escritorio, junto con tu hígado, fantaseando sobre cuándo finalmente serás capaz de ir a comer algo.
2. Gastar dinero en toneladas de ropa que no necesitas
Tu dinero se ve mucho mejor en tu cuenta bancaria de lo que se ve en tus pies.
Después de ver suficiente de cómo tus amigos gastan su dinero en cosas frívolas, requerirás de todo tu orgullo para no comprar un montón de cosas con el pretexto de mantenerte al día con la moda. Contribuir con el 15% de dinero para comprar una casa es mejor que tener 32 años y 3 mil pesos de ahorros.
3. Drogas
Cuanto más edad tienes, las drogas se vuelven peores para ti y para las personas con las que las consumes.
Comenzarás a darte cuenta el día que -probablemente al final de tus 20- veas a tus amigos desaparecer en el baño juntos creyendo que nadie lo notará ni sabrás a lo que van, y pienses que se ven absolutamente ridículos, además de que lucirán como alguien de 40 y no de veintitantos.
4. Poner a tu familia en segundo plano
Puede parecer indiferente de tu parte ir a Coachella cuando también es la reunión más importante de tu familia, pero hasta que hayas visto a tus padres o a algún pariente querido morir o enfermarse, sabrás que el valor de la familia es más importante que cualquier diversión que dure 12 horas seguidas mientras luces un chaleco y flores en la cabeza.
5. Comprar toneladas de bebidas en un bar
Una vez más, tu dinero se ve mejor en tu cuenta bancaria. Además, sabes que tienes en casa una buena provisión de vino que compraste en la tienda y que cuesta menos que un vaso de jugo de arándano que puede o no tener un dedal de vodka y que compraste en un bar.
6. Fumar cigarrillos
No importa si sólo fumas cuando bebes, porque -de acuerdo- quizá bebes mucho y te gusta que tus pulmones y tu salud se dañen más que si fumas sin ninguna razón.
7. Ver basura televisiva
Tienes frente a ti una pantalla todo el día, todos los días. Si no es en tu computadora, es tu teléfono o tu iPad.
A veces es bueno abrir un libro y perderse en algo que no te enceguece ni te hace sentir como si ejercitar tu imaginación no tuviera sentido.
8. El uso de camas de bronceado
¿Quieres un cáncer que combine con tu color de natural de piel? No. Me lo imaginé. Tú no eres invulnerable, y lo sabes.
9. Dejar que tus padres paguen por todo
Incluso si tus padres pueden y están dispuestos a apoyarte a lo largo de la universidad y aún más allá, existe la fuerza de carácter para decir que no, ganar tu propio dinero y actuar como adulto. Recibir el dinero de tus padres no es genial: tú eres perezosa. Y a nadie -ni tu jefe, ni tus amigos, ni tu novio- les gustan las personas perezosas.
10. Evitar el trabajo duro a toda costa
Hay una razón por la que te pagan por hacerlo y eso es porque no es fácil o divertido. Es verdad que puedes sobrevivir con trabajos ocasionales que te permitan tener lujos por unas semanas, pero finalmente, dado tu estilo de vida, esto no te llevará a conseguir las metas más grandes que has establecido para ti misma.
11. Enfocarte en el pasado en lugar del futuro
Ir a tu reunión de amigas el jueves y salir de noche es genial, porque la vida sigue y sabes que cuando seas mayor las salidas por la noche serán diferentes. Dejarás estas y otra cosas atrás, pero eso no justifica que pienses obsesivamente en las fiestas a las que irás el fin de semana. En realidad, puedes remplazarlas con una salida a la casa de tu amiga a ver películas, y eso puede ser igual de divertido.
12. Tener ‘citas’ que significan enviar mensajes de texto para ‘pasar el rato’ a la 1 de la madrugada
Comienzas a preguntarte quién puede estar despierto y deambulando en el mundo a esas horas de la madrugada. Dejas de preferir estar en algún otro lugar que no sea tu casa porque sabes que el verdadero hombre de tus sueños, para esa hora, cepilló bien sus dientes y duerme porque se levanta temprano a hacer Cross Fit mientras tú estás en tu clase de Pilates.
13. Tener amigos poco confiables que te vuelven loca más de lo que te divierten
Con el tiempo te das cuenta de que tu salud mental es más valiosa que incluirlos en mensajes de grupo. No quieres ser la malvada de la historia, pero las risas ocasionales no valen la locura de sus constantes cancelaciones y su incapacidad de ser felices por ti cuando cosas buenas te ocurren.
14. Compararte con otras personas
Tu sabes que todo lo que realmente importa es lo que haces con tu vida y cómo te sientes al respecto, no cómo viven los demás su vida.
¿A quién le importa si tu amiga está entrenando para un maratón? Debes vivir tu vida y disfrutarla plenamente.