La vida no es una línea recta ni un conjunto de horarios y gráficos. Si no terminaste la escuela, no te casaste, no encontraste un trabajo estable o no has empezado tu propia familia. Todo está bien mientras entiendas que si no te has casado antes de los 30 o eres dueña de tu propio negocio a los 34, el mundo no te condenará.
Puedes detenerte y pensar qué es lo que te inspira. Tienes derecho a tomar un tiempo y por alguna razón muchos lo olvidan. Y así vamos todas las mañanas por la vida porque sentimos la necesidad mantenernos firmes en esa decisión que tomamos un día, pero nos despertamos deprimidos y presionados sin saber por qué. ¿Alguna vez has pensado cómo arruinamos nuestra vida?
Cuando no elegimos bien a nuestra pareja
¿Qué pasa con esta necesidad de acelerar nuestras relaciones? ¿Por qué nos enamoramos de la idea de estar con alguien en lugar de ser alguien? El “amor” que nace de una necesidad no es el amor que te inspirará a despertar de madrugada, ver a la persona que duerme a un lado y agradecer al universo ese maravilloso regalo.
Trata de descubrir ese amor que te motiva a ser mejor persona. Aprende a pasar tiempo a solas. Esa es la mejor forma de crecer y encontrar qué es lo que te inspira. Entonces tendrás claridad, y cuando conozcas a la persona que haga vibrar cada fibra de tu cuerpo, estarás segura.
Cuando dejamos que el pasado tenga el control
Habrá días en los que sientas que no tienes un propósito; habrá momentos que vendrán nuevamente a tu cabeza y dolerán, habrá momentos que permanecerán. No permitas que te marquen para siempre. Si permites que cada evento negativo en tu vida influya en la manera como te percibes, perderás oportunidades por creer que no eres lo suficientemente buena en algo.
Cuando nos comparamos con los demás
Estamos atrapados en un falso mundo de apariencias y al final no sólo arruina nuestras vidas, también arruina lo que tenemos alrededor. Nos crea la necesidad de sentirnos “importantes” y en muchos casos nos presionamos a ser perfectos todo el tiempo. No tienes que ser perfecta, sólo tienes que ser tú misma.
Cuando reprimirmos nuestras emociones
Tenemos miedo de expresarnos abiertamente y de que las personas sepan cuánto significa su presencia en nuestra vid, porque al expresar nuestras emociones somos vulnerable, pero no hay nada de qué avergonzarse. Hay algo especialmente hermoso en los momentos mágicos en los que desnudas tu alma y eres sincera con quienes de verdad te importan.
Al concluir cada día deberías estar emocionada por estar viva. Cuando te conformas con menos de lo que deseabas, destruyes la posibilidad que vive dentro de ti, y de esa forma te engañas no sólo a ti misma sino al mundo sobre tu potencial. No dejes que esto te suceda; todos merecemos un trabajo gratificante, un amor extraordinario y una vida digna de ser contada.