Vivimos en un mundo de estereotipos que nos marcan desde el nacimiento. Tienes que cumplir con expectativas que te imponen la familia y la sociedad, y de pronto sientes que has perdido ese rasgo único que te define. Te han exigido ser algo que realmente no quieres ser, tu voz ha sido apagada para cambiarla por la de las masas.
¡Basta, mujer! Entiende de una vez que solo tienes una vida, que has venido a vivirla y disfrutarla no a desperdiciar el tiempo tratando de encajar en un estándar. Deja de lado los prejuicios y los miedos absurdos impuestos para que maten tu esencia. Cree en ti.
Si quieres ser ama de casa y pasar el tiempo con tu familia, cuidando de tu hogar, está bien; pero si lo que quieres es seguir libre, trabajando en tus objetivos, también está bien. No permitas que te indiquen lo que debes hacer. Si no quieres tener hijos es tu decisión, solo tú sabes qué es lo que te hará más feliz. La opinión de los demás no puede hacerte tambalear.
Debemos aprender a respetar nuestras propias decisiones. Aceptar que somos distintos al resto de la gente, cada uno viene a cumplir con un propósito. No dejes que te digan cuál es el tuyo, búscalo por ti misma.
Si no te gustan los hombres, si te gustan demasiado; si eres bajita, si eres muy alta; si has ganado peso, si estás muy delgada… lo importante es ser la mejor versión de ti misma.
No importa el color de tu piel, tus ojos o tu cabello, lo que importa son los colores de tu corazón. No importa dónde naciste, a qué te dedicas, tus gustos, si eres cursi, si eres la definición del hielo… esa eres tú. Entiende que para que la gente te ame por ser quien eres primero te debes amar a ti misma.
Si no eres la dama de sociedad, si eres malhablada, si no eres elegante, ¡a quién le importa cómo eres! Marca la diferencia, conviértete en la mujer que siempre has deseado. No tengas miedo de ser tú. Si te gustan las matemáticas, la política, los viajes, si amas ir de compras, si te fascina el azul, si amas los deportes, si crees o no en las relaciones… no importa cómo te vistas mientras te aceptes por ser quien eres, lo que diga el mundo no importa. Deja que cada cual lidie con sus problemas.
No permitas que un hombre determine lo que te puede gustar o no, cómo debes comportarte para estar a su lado; si no le gusta cómo eres, no te demores, entiende que si no te acepta tal cual eres nunca vas a poder ser feliz. Lo más importante es amarte y buscar tu autorrealización.
Siéntete orgullosa de ser así, porque tienes cualidades únicas e irrepetibles, porque no puedes ni debes ser la copia de nadie más; eres más que un objeto. Entiende que siempre habrá opositores, que tratarán de rebajarte y doblegarte, pero tienes que sacar esa fuerza que tú sabes que tienes. Defiende tus derechos, habla por ti, muéstrate al mundo como eres y deja que los demás hablen.
Lo principal es saber quién eres, buscarte, escudriñarte en el espejo todos los días y aceptarte tal cual eres, que nadie venga a definirte y a cambiar tus metas y sueños. Quiérete, ámate, respétate, vive de verdad… Nunca es tarde para aceptarte.