¿Y qué si algunas veces deseo estar sola, cuidarme y darme lo que merezco y necesito? No es un error tratar de desconectarte de todo lo que te rodea para dedicar tiempo a la única persona que me debe de importar, yo misma. Vivimos en una sociedad en donde está mal visto que una persona se consienta, tienes que estar siempre al pendiente de los demás, ser amable, cuidar de los otros y estar presente para quien lo necesite.
¿Pero qué pasa cuando alguien requiere pasar un tiempo consigo mismo? La gente inmediatamente te tacha de egoísta. En estos tiempos en los que te enteras de casi todo lo que hacen los demás, tienes que estar dispuesta a dar varios likes al día, contestar mensajes o llamadas y estar conectada 24/7.
El trabajo absorbe tu tiempo, la familia se come tu paciencia, las personas que te rodean te exigen que seas menos ególatra; cuando en realidad a la única persona que descuidas es a ti misma. Algunas veces no deseo estar para nadie más, quiero pasar tiempo conociéndome, escuchándome, riéndome de mí misma, porque curiosamente me he dado cuenta de que conozco más a otras personas que a mí.
No me he dado el tiempo suficiente para escuchar mis quejas, mis necesidades, mis gustos, todo lo he dejado para después porque me he eliminado de mis prioridades. Siempre estoy en la última parte de mi lista por hacer.
Entonces sin darme cuenta me estreso por todo, me enojo, me molesto con quienes me rodean, llega un momento en que no soporto la voz de nadie y el cuerpo comienza a cobrarme la factura. Me duele la cabeza, me enfermo del estomago, atrapo una gripa de más de una semana, la espalda me mata, me vuelvo irritable y cínica y las personas a mi alrededor no comprenden qué ocurre, aun y cuando ellas viven la misma situación.
¿Qué necesito para recuperarme? Desahogarme, tomarme tiempo a solas para escuchar mi yo interior que pide a gritos ayuda, ese que he acallado por largo tiempo, haciéndolo que viva a mi ritmo, llevándolo al límite de lo tolerable.
Pienso que las personas son insoportables, cuando soy yo quien no se soporta; comienzo a culpar al mundo de mis problemas, pero soy yo quien los causa. Me he convertido en un ser insensible, olvidando mi existencia, me siento miserable en una vida rutinaria, me escapo de la realidad sin comprometerme a salvarme.
Así que he descubierto que necesito un tiempo a solas, lejos del mundo, de los problemas cotidianos, del ruido de la gente; necesito encontrar mi paz y tranquilidad, esa que olvidé hace mucho tiempo y no recuerdo cómo se siente.
Necesito gritarle al mundo que no estoy enojada, no los odio y no estoy construyendo una muralla, simplemente estoy rescatando a esa mujer que había olvidado en una esquina de un baúl viejo en el fondo de mi habitación, carcomida por los problemas de la vida.
Debo encontrarme de nuevo y sonreírme frente al espejo, para salir y poder compartir ese ser maravilloso que he dejado que se marchite con el tiempo. Así que no me disculpo si decido alejarme de todo y de todos, ahora debo disculparme por haber dejado que pasara tanto sin preocuparme por mí. Es momento de reiniciar y emprender aventuras nuevas.