¿Cuántas veces habrás pensado que no vale la pena ser alguien bueno? Que los buenos gestos no siempre se acompañan de reconocimiento, y no solo de reconocimiento sino de un simple gracias…
Son muchas las personas que se sienten mal si tienen un buen gesto con otros y ellos no lo reconocen ni agradecen, sobre todo cuando esto sucede de manera constante y con aquellos que se aprecia.
Muchas veces esperas recibir lo que das a los otros, alimentas el pensamiento de que vas a obtener siempre lo que mereces, cuando no es así. De hecho, sueles pensar que las personas buenas serán recompensadas y las personas malas serán castigadas… No existe tal ley en la vida.
Aunque se dice que no existe, la vida nos sorprende con la casualidad. Hay personas buenas sufriendo y personas malas erigiéndose victoriosas en un mundo a veces confuso. No obstante, esto no implica que la bondad sea algo sin sentido, no valorado, no valioso o no reconocido. Es algo necesario que da una calidad diferente a las relaciones.
Las buenas personas aportan luz y brillo en las relaciones, jamás te arrepientas de ser bondadosa solo porque muchas veces no sientes que tu bondad sea percibida y apreciada por los demás; siempre habrá alguien que lo valore y lo más importante es que tú te sientas cómoda con tu propia forma de amar la vida y a los demás.
En la medida en que lo que hagas sin un interés de reconocimiento por parte de los demás, conseguirás sentirte bien con tu bondad y no te arrepentirás de ella.
Quizá sea mejor para tu salud mental aceptar que el otro, con mucha probabilidad, no va a mostrar su agradecimiento exactamente de la forma o en el tiempo que te gustaría, pero nunca te arrepientas de ser buena persona… La bondad siempre vuelve en forma de paz con uno mismo.