Muchas veces, en mis ratos de soledad, comienzo a pensar en todas las pruebas y dificultades a las que me he enfrentado en diferentes etapas de mi vida y cómo el tiempo me ha puesto frente a personas que han intentado derrumbarme, pero hoy puedo asegurar que me amo por ser yo. Yo con mis defectos, con mis errores, con mis pérdidas, con mis demonios. Hoy puedo decir que estoy orgullosa de ser una guerrera incansable que ha dejado atrás a la niña débil y frágil. Sé que no soy perfecta, pero he comprendido que si yo no me amo lo suficiente, nadie más lo hará y que cuando yo me acepto como soy estoy dejando a los demás sin excusas para no apreciarme.
Estoy orgullosa de los momentos en los que he estado en el suelo, gritando con dolor a la vida, pero también de las oportunidades que he sabido tomar, de saber que lo que hoy tengo ha sido por mi trabajo, mi esfuerzo, porque no me he dejado vencer cuando todo parecía gris. He aprendido a felicitarme por ser la maravillosa mujer que soy, con esos defectos incomprensibles para muchos.
Hoy sé retirarme cuando entiendo que no soy querida, cuando no soy valorada; soy capaz emprender el viaje y comenzar desde cero. Estoy feliz porque a pesar del rechazo de los demás hoy sé que mientras no sea como ellos no pasa nada y si alguien me desprecia le sonrío y continúo mi camino.
Me siento orgullosa de la enorme sonrisa en mi rostro cada vez que descubro un pequeño milagro a cada paso del camino, cuando miro al cielo y aprecio los atardeceres, tratando de memorizar los colores en las nubes. Estoy orgullosa de poder disfrutar de los triunfos de los demás y felicitarlos, de que nunca he podido sentir envidia porque entiendo que recibiré lo que yo merezco.
He aprendido a agradecer cada amanecer y a verme en el espejo, viva y lista para los nuevos retos. He aprendido a amar mis pasatiempos y luchar por mis metas. Porque sé que soy una luchadora incansable, que resisto las embestiduras de la vida, que puedo defender con uñas y dientes mis ideales, que no soy ni sumisa ni le ruego a nadie; que si quiero algo voy y lo consigo.
He amado sin ser correspondida, y aprendí que no debo obligar a nadie a estar a mi lado, que quien quiera estar, estará, sin reservas ni condiciones, mentiras o excusas. Estoy feliz porque sé que soy capaz de dar el más grande de los amores, y acepto cuando no puede ser correspondida, porque sé que algún día encontraré a alguien que lo merezca.
Estoy orgullosa de mi sonrisa, de mi locura, porque sé que puedo lograr lo que me proponga, y aunque tropiece por el camino nada me detendrá para alcanzar mis objetivos. Porque sé que estoy hecha de material indestructible, que aunque intenten hacerme daño superaré cualquier golpe que se presente. Porque aunque me duelen las actitudes de los demás ya no lo tomo tan personal, lo supero rápido para seguir este viaje.
Estoy feliz de poder entregar mi corazón a quien lo busque y luche por él. Sé que no espero nada de nadie y que agradezco infinitamente lo que me dan. No le temo a la soledad, al contrario, es mi buena amiga y entiendo que cuando llegue el indicado estaré lista para recibirlo, porque sé a ciencia cierta lo que quiero, lo que busco y lo que necesito.
Estoy orgullosa de ser mujer, con todo lo que ello implica. A pesar de las injusticias no me cambiaría por nadie más, y reconozco mi valor porque soy autentica y diferente. No importan mis defectos, los que creo tener y los que me inventa la gente. Soy única y esto me hace valiosa e irreemplazable. Y estoy feliz porque no me rindo, y espero la próxima aventura.