Existen dos tipos de relaciones, y aunque podría parecer mucho más complicado que eso, no lo es; es así de simple: las que te convienen y las que no. Y ya que estamos tocado el punto, este post es para hacerte una seria adevertencia: ¡aléjate de las relaciones péndulo!, pertenecen al segundo grupo y no te llevarán a ningún lado.
¿Qué son las relaciones péndulo? El término péndulo tiene su origen en pendulus, un vocablo del latín que puede traducirse como “pendiente”. Es aquella piedra que en las películas de magia sirve para encontrar algo, es una guía, pero que antes de estabilizarse da demasiadas vueltas, giros.
Pues una relación péndulo es exactamente igual, es esa relación que se encuentra en estado de “pendiente”: ahora sí, mañana quién sabe. Son esas relaciones en las que uno de los dos no está siendo honesto, pero despista con la máscara de la amabilidad. Son relaciones que normalmente se definen como “liberales” o “sin ataduras”.
Se trata de relaciones en las que uno de los dos se encuentra en constante búsqueda porque en ese momento de su vida no pueden dar más de sí, ya sea porque en el pasado tuvieron una mala experiencia o porque simplemente no es su momento, ¿qué importa el motivo?, son esas relaciones que te dejarán como recién bajado de montaña rusa.
Pensarás que es pasajero, que terminará sintiendo algo por ti y entonces las cosas cambiarán, pero lamento decirte que si estás por entrar en una de estas relaciones o ya estás dentro: ¡no llegarás a ningún lado! ¡Huye!, esa es su manera de operar, su hábitat natural, el ambiente en el que ellos se sienten cómodos.
El trasfondo de estas relaciones es que hay egoísmo puro, se encuentran en un vaivén permanente y en ellas aplica perfecto el refrán “ni contigo ni sin ti”, y pasarán los años y las cosas seguirán igual porque ellos no están dispuestos a perderte, pero tampoco a tenerte.
Es probable que si ya estás en una relación así te sientas cegada por el embrujo, pero eso que comienza como un sueño termina convirtiéndose en la peor pesadilla, y tú eres sólo el antojo que va y viene, como la noche y el día, la tristeza y la alegría.
No son los malos de la película, juegan su propio juego, pero si no te alejas a tiempo puedes terminar presa del hechizo. Si lo que buscas es alguien que te ame, que esté ahí para ti, que te necesite tanto como tú a él, entonces ¡aléjate de la relaciones péndulo! No vaya a ser que te quedes en la banca de espera.