Las primeras veces nunca se olvidan: la primera vez que fuiste a la escuela, la primera vez que condujiste un coche, la primera vez que saliste de noche con tus amigas, la primera vez que te emborrachaste, la primera vez que fuiste de viaje sola; pero sobre todo: la primera vez que te enamoraste.
El primer amor es inolvidable, por más amores que vengan después, esa primera experiencia es un recuerdo que queda para siempre. Y claro, es lógico, es una de los momentos más hermosos y a la vez trágicos que marcan nuestra vida. Cuando te enamoras por primera vez todo es nuevo; eres una chica inocente e ingenua que se entrega por completo sin pensar en nada. No conoces el dolor, así que te avientas sin miedos, creyendo que nunca caerás. Lamentablemente, casi siempre, el primer amor fracasa, y es ahí cuando se vuelve una experiencia trágica y dolorosa. Nunca pensamos en el final y mucho menos en lo doloroso que éste sería.
La primera ruptura amorosa es una de las experiencias que más dolor nos causarán. Incluso, tal vez nunca lo superes. Siempre recordarás esa ruptura como la peor del mundo; y aún, después de varios años, te seguirás cuestionando cómo fue que lograste seguir adelante. Y es normal, la primera vez que amamos con todas nuestras fuerzas, ingenuamente idealizamos que nuestra relación terminará en un ‘y vivieron felices para siempre’, pero nunca es así y es totalmente devastador.
Nos enamoramos tanto de lo que hemos vivido con esa persona, que cuando termina olvidamos que teníamos una vida antes de él y creemos que será el final de todo. Quedamos con el corazón hecho trizas y sin ganas de recoger los pedazos que quedaron en el suelo. Creemos que después de esa gran decepción que nos ha marcado para siempre, hemos quedado imposibilitadas para volver a amar. Y es lógico y totalmente normal sentirnos así, alguien importante se ha ido de nuestras vidas y se ha llevado una parte de nosotras, nos sentimos vacías y creemos que nada ni nadie llenará nunca ese vacío.
La verdad es que después de vivir un amor tan intenso y tan lleno de ilusiones como lo es el primero, nada vuelve a ser como antes. Ahora tienes el corazón roto y duele, duele mucho más que cualquier herida física. Reconstruirlo te llevará tiempo, lagrimas, esfuerzo, y mucho, mucho dolor. Pero entonces entiendes que tener el corazón roto es inevitable, nadie se salva de ello. Afortunadamente, también entiendes que nada es para siempre, y el dolor sanará. Con el paso de los días disminuirá y las heridas irán cerrando hasta cicatrizar por completo.
Sí, el primer amor es único, intenso, inolvidable, pero no lo es todo. Es sólo un pequeño capítulo de nuestra vida y no podemos continuar para siempre llorando por él. Debemos entender que a lo largo de nuestro caminar por el mundo, llegarán a nosotros personas que sólo tienen la misión de enseñarnos ciertas cosas, una vez cumplida esa misión se marcharán. Y entonces llegará alguien más para marcar nuestra vida de una manera diferente, para escribir nuevas historias, para vivir nuevas experiencias, para enseñarnos nuevas cosas, para hacernos comprender que las cosas se transforman y que al final, el amor nunca muere, simplemente cambia.
El amor nunca acabará, siempre estará en ti, sólo lo entregarás de diferentes maneras, con diferente intensidad y a diferentes personas. Es cierto que nunca podrás amar a dos personas de la misma manera, algunas las amaras más que a otras, y así con la experiencia y los años, aprenderás a ir amando de una mejor manera.
Después del primer amor llegará un amor que merece todo el respeto y admiración, merece todo de ti. Es aquel amor que llega después de una ruptura. Ese que llega cuando te han decepcionado como nunca imaginaste y entonces, te hace volver a creer que no todo está perdido, que no todo es malo. Ese amor te puede enseñar cosas que no sabías y que nunca imaginaste que existían. Te hará sonreír de nuevo, te hará ilusionarte, te hará sentir aquello que creías perdido. Poco a poco irá borrando el dolor que dejó alguien más. Eliminará las inseguridades, los miedos y todo sentimiento negativo que quedó en nosotros después de la decepción. Con ese nuevo amor entenderás que puedes volver a amar y vivirás el amor de una manera única: sin prisas, con calma y sin miedos.
Cada persona es única. Cada uno tiene su propio equipaje y no puedes cerrarte a la posibilidad de descubrir qué carga cada quien. Ese equipaje que cada persona llevamos es lo que nos hace ser nosotros mismos, lo que nos hace confiar, los que nos da sabiduría, madurez, y la capacidad de saber qué es lo que queremos y lo que merecemos. Nos permite descubrir qué es lo que queremos en otra persona. Nos da el coraje para enfrentarnos a las situaciones de la vida. Nos da la valentía para abrirnos de nueva cuenta al amor y encontrar a alguien que realmente valga la pena; algo sin dolor, sin drama, sin sufrimiento. Algo que nos dé estabilidad y tranquilidad.
Existen amores que llegan a tu vida para sanar, poco a poco, las heridas que antiguos amores dejaron; que no les importa tu pasado, tus derrotas, tus tropiezos, no les importa lo que fuiste. Amores que llegan y sin que lo esperes rompen todos los esquemas que tenías en tu vida. Derriban todas las barreras que pusiste para protegerte de que alguien más llegará y te lastimara. Amores que llegan inundando de luz la oscuridad. Amores que llegan para borrar toda huella de tristeza y llenar tu vida de felicidad. Es entonces cuando entiendes por qué no funcionó con nadie más. Ahí todo cobra sentido y entiendes lo que verdaderamente es el amor.
“Y llega alguien que repara tu viejo columpio, lo pinta de colores, le asegura las cadenas y deja de hacer ruidos. Entonces, vuelas de nuevo”.
-Anónimo