Enamorarse es quizá una de las sensaciones más desconcertantes y a la vez más placenteras que cualquier ser humano puede experimentar, y si algo aprendemos en el transcurso de nuestro andar por la vida es que aunque en ocasiones nos ignora un par de días o un par de años, el amor siempre regresa.
Y cuando lo hace, es porque estás lista para permitir que se acerque y se quede, y eso sucede hasta que desechas de una vez por todas la idea errónea de que el amor destruye a las personas.
Regresa cuando aprendes a dejar ir
Cuando ya no te aferras a tu tristeza, a las lágrimas, al dolor y al drama.
Regresa cuando recuperas la esperanza
Cuando dejas de lamentarte por el pasado y todos los errores que cometiste en la búsqueda.
Regresa cuando entiendes que no todo tiene que durar
Que algunas personas no son buenas para ti, que algunas historias no fueron hechas para contarse otra vez.
Regresa cuando aprendes a valorarte
Cuando eres sincera contigo misma sobre lo que necesitas y lo que recibes en realidad. Cuando estás dispuesta a cumplir el mayor compromiso de todos: el que tienes contigo.
Regresa cuando aprendes a amar otras cosas
No todo en la vida son las relaciones. Una vez que aprendes a vivir con pasión, a amar tu trabajo, cuando inviertes más tiempo con tu familia y amigos, cuando cuidas a tu mascota.
Regresa cuando entiendes que tienes que continuar
Aunque tu corazón esté roto, aunque sientas que odias estar sola, debes seguir tu camino. Viaja, aprende algo nuevo, haz aquello que siempre has deseado, llama a tus amigos, vive.
Regresa cuando te das cuenta de que el amor está en todas partes
Y estás lista para dejarlo libre y volar.