No importa cuánto tiempo hayas pasado en una relación, tampoco importa cuántas rupturas amorosas o batallas mal libradas hayas tenido: un día comprendes que ninguna de esas personas fue un accidente y que esos raspones de corazón eran necesarios para que aprendieras algo de ti y de la vida.
Y es que no tener esas experiencias te lleva a conformarte con el primer y único amor, algo que no tiene por qué ser malo; pero lo asumes como lo mejor porque es lo único que has conocido. La falta de experiencia nos lleva a conformarnos con amores a medias, relaciones péndulo, amores inseguros a quienes uno entrega el corazón sin saber qué es lo que tendremos de vuelta.
Y el dicho de “nadie experimenta en cabeza ajena” es completamente cierto: tu mamá, tus amigas, pueden darte uno y mil consejos, pero en esto del amor no hay más que experimentar el propio dolor para aprender las lecciones de la vida.
Pero gracias a esas experiencias dolorosas aprendemos a luchar, a levantarnos, a secarnos las lágrimas y a seguir; es ahí donde descubrimos que sin espina no hay rosa, y aprendemos también lo que no queremos en nuestra vida; es así como construimos nuestro propio reglamente, basado en la vida real, en aquellas cosas que nos entristecen y las que nos hacen sentir felices.
Y así aprendí que:
Si alguien quiere estar en tu vida, está
Sin excusas ni pretextos.
Si alguien quiere llamarte, te llama
Sin barreras de por medio, por el simple placer de hacerlo.
El amor se entrega sin tiempo ni condiciones
Es negro o es blanco, no hay términos medios; y cuando se quiere y se respeta a alguien, siempre hay manera de encontrar ese tiempo, de hacer un espacio. No hay más. Soy lo suficientemente valiosa como para conformarme con estar ahí cuando él puede o quiere.
Aprendí que quien te ama te lo demuestra
Una cosa es decir “te amo” y otra muy diferente que las acciones concuerden con las palabras. Cuando una persona está enamorada se siente y punto.
Aprendí a no conformarme con migajas
Merezco ser una prioridad en su vida, no una opción; así que me quedo con alguien que se arriesga por encontrar el amor.
Aprendí a valorarme
Descubrí que mi valor se expande más allá de lo que una persona diga o piense de mí, y si mi pareja no es capaz de reconocer lo mismo, de respetarme, entonces es tiempo de marcharse.
Entonces eso que en algún momento parecía tan complicado (borrar una herida, decir adiós, cambiar de aires), es fácil cuando dejas de conformarte y aprendes a amar y que te amen. Cuesta sinsabores y desilusiones, pero la recompensa es que aprendes a quererte más, descubres que el amor no es una moneda al aire y eliges quedarte con quien te quiere y te lo demuestra.