Existen muy pocas personas en el mundo que esperarían por alguien. Lo sé porque sólo algunos han esperado por mí, y yo lo he hecho por ti. Muy pocos pondrían, si no su vida, su corazón en espera de que esa persona un día cambie y se dé cuenta de lo que tiene frente a él o ella. Eso es exactamente lo que hice por ti.
Tú fuiste mi primer amor real. Lo sé porque nada se compara con lo que sentí. Cada vez que estuvimos juntos era difícil partir. Y cuando me acompañabas a casa, pasábamos horas juntos antes de que yo pudiera finalmente entrar.
Me pregunto cómo tuve tanta suerte.
Los días en que no nos veíamos yo contaba las horas hasta que nos encontraríamos de nuevo. Cedíamos frente a los días en los que no estaba previsto vernos, porque no podíamos resistirnos más.
Era hermoso. No perfecto, pero hermoso. Entonces, terminó todo. Y fue muy difícil. Sobre todo porque a pesar de la ruptura, no se sentía como si fuéramos a estar juntos por última vez. Sí, algo había golpeado mi corazón y causado un hueco en mi estómago. No me sentía completa porque una parte importante de mí se había perdido.
Sin embargo, seguías contactándome. Como si eso fuera suficiente para todavía tenerme. Me mantuve cerca. Y tuve esperanzas.
Aún cuando no estuviéramos oficialmente juntos, pensé que aún teníamos un vínculo, y que tú eras el amor de mi vida. Aún si no podíamos decirnos nada, existía un lazo especial.
La realidad me golpeó algunas veces, pero no me decidí por nadie más aunque supiera que tú sí veías a otras personas. Habías dicho que no querías una relación. Que no querías nada serio. Pero permanecí cerca. Para mí, algo tan especial como lo que habíamos tenido era difícil de encontrar más de una vez. Y era también algo por lo que valía la pena luchar.
Hubiera querido que me dijeras que me amabas, que me querías, pero era algo que tú no podías hacer. Sin embargo, dijiste que no te imaginabas con nadie más que conmigo. Y fue suficiente para quedarme. Siempre dijiste o me diste justo lo suficiente para quedarme, y lo hice. Esperé.
Esperé todo el tiempo, incluso cuando no debería haber esperado más. Porque te disculpabas y siempre me decías cuánto me querías; que no podrías soportar verme con alguien más. Por mi parte, no hubiera podido soportar que alguien que no fueras tú me tocara.
Al final, pensando acerca de lo nuestro, pude poner en palabras todas las razones por las que esperé. Lo hice porque eras alguien por quien valía la pena esperar. Aunque no te das mucho crédito, eres una de las personas más trabajadoras, más agradables y solidarias que he conocido. Te preocupaban cosas importantes, y me retaste, me hiciste esforzarme como nadie mas lo había hecho. Me atrajiste por todas esas razones.
Te defendí frente a todos porque nadie te conoció como yo lo hice, y viceversa. Pero esperarte resultó doloroso, porque quedaba esa sensación en la piel como cuando te has quemado, y tras sanar, tú podías disculparte y todo empezaba de nuevo. En realidad, estar demasiado cerca de la luz puede dañar, tal como le pasa al insecto que se dirige a ella.
Fuiste el amor de mi vida, y esperé porque creí que nos merecíamos un final feliz. Un día te darás cuenta que eso que vivimos en la ficción, pudo haber ocurrido en la vida real. Un día me recordarás, y te darás cuenta de que perdiste a alguien que esperó por ti.